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¿Mamá, nosotros ya somos ricos? —pregunta Luisa con la inocencia de sus seis añitos.
—¿Por qué lo dices? —le pica la lengua Sandra Ubeida, quien sabe que ya vio la valla de la Alcaldía en que sale como ejemplo de superación de la pobreza.
—Porque me dicen que ya no somos pobres —responde de inmediato la pequeña.
—¿Qué crees que es un rico?
—Pues que tienen casa grande, piscina, carro, mercado…
—No tenemos todo eso, mami, pero tendremos apartamento como los ricos, vamos de a poquitos —la reconforta Sandra, al pensar en el techo propio que está pagando y en que espera vivir el próximo año.
Eso sí, todo ha sido apretando el bolsillo, como siempre, a partir de lo que gana Sandra con los cortes de pelo y arreglos de uñas que hace a domicilio y el salario mínimo que gana su esposo, Milton, como mensajero de una empresa.
Esta familia de desplazados por el conflicto armado, la Castañeda Aranda, vive en una pequeña casa de ladrillos a la vista y tejas de zinc en el barrio La Rosa, en la ribera del río Medellín, al nororiente de la ciudad.
El piso en cemento, las divisiones internas, la licuadora o la nevera nueva que sacaron a crédito, hablan del esfuerzo por mejorar su calidad de vida, peso a peso, y asegurar a Luisa, y su hermana Juliana, una crianza mucho mejor a la que tuvieron sus padres.
Los graduados
Este hogar, vinculado desde 2012 a Medellín Solidaria, será reconocido hoy como uno de las 6.103 que, según este programa municipal superó la pobreza extrema. Lo hará en una tribuna del estadio Atanasio Girardot en que les entregarán una sombrilla que simboliza protección.
De esa manera, ya son 14.491 familias las que "gradúa" la iniciativa que en la actualidad acompaña a 55 mil hogares locales que están en los rangos más bajos del Sisbén. Y esto ocurre en una ciudad que a 2013, tenía una tasa de pobreza de 16,1 por ciento (389 mil personas) y de pobreza extrema de 3 por ciento (72 mil personas), según el programa Medellín Cómo Vamos.
"Medellín Solidaria me ha enseñado mucho a pescar las oportunidades, que no llegan solas, a prestar más cuidado a la salud de mis hijas, a su nutrición, a mejorar las relaciones con mi esposo, a apretarnos para ahorrar y poder ir cumpliendo metas", comenta Sandra.
De hecho, la estrategia local ayuda a mejorar las condiciones de vida de los beneficiarios, al canalizar los subsidios que otorga el gobierno central. A lo que suma Medellín Solidaria acompañamiento en trámites tan sencillos como los de identificación (cédulas, registro civil), hasta una afiliación en salud, cobertura escolar, mejoras en nutrición, acceso a oportunidades laborales y hasta bancarización, entre otros temas.
"Con la graduación, los hogares continuarán autónomamente mejorando sus capacidades luego de un acompañamiento promedio de tres años, en que tienen un plan de compromisos por cumplir", explicó Sandra Sánchez, directora técnica de Medellín Solidaria, quien destaca que 135 empresas se han vinculado a la iniciativa (ver recuadro).
Lo cierto es que aun hay 126.136 personas que cumplen el perfil en la ciudad pero no están en Medellín Solidaria.
—Sandra, ¿se siente pobre?
—Nunca me he sentido pobre. El que se quiere quedar en la pobreza es porque quiere. Las oportunidades están ahí para que uno salga a buscarlas, eso sí, que sean buenas.