Por tener la uretra más corta, por los cambios hormonales que sufre el cuerpo, sumado a los partos y los embarazos, las mujeres tienen mayor predisposición a padecer incontinencia urinaria. En los hombres, aunque menos frecuente, esta alteración puede ser producto de las cirugías para tratar el cáncer de próstata. El exceso de peso y la falta de ejercicio también están entre las causas.
La incontinencia tiene tres clasificaciones: por esfuerzo, por urgencia y mixta. Dependiendo de cuál sea el caso se define el tratamiento que puede ser médico o quirúrgico y que en cualquier situación siempre incluye fisioterapia de piso pélvico.
Según
Claudia Montoya Ochoa, fisioterapeuta especialista en piso pélvico, la incontinencia por esfuerzo está asociada al aumento de presión intrabdominal, lo que hace que la persona al reír, estornudar, levantar objetos pesados o toser tenga una pérdida involuntaria de orina. En el caso de la de urgencia, la uróloga
Soledad de los Ríos habla de una condición en la que se experimentan deseos urgentes de orinar que se asocia a vejiga dañada o infección. Cuando se trata de incontinencia mixta, las expertas hablan de una mezcla entre la de urgencia y esfuerzo.
"Hay otra incontinencia por vejiga neurogénica, es una vejiga que no siente, se llena y se orina por rebosamiento. Se da en personas cuyas enfermedades neurológicas alteran la médula espinal o los nervios", explica la uróloga.
La prevención
No aguantar los deseos de orinar, evacuar cada dos horas y media, máximo tres, tener buena ingesta de líquido y cuidarse del estreñimiento son algunas de las medidas preventivas para hombres y mujeres. "Si funciona bien el colon, funciona bien la vejiga, el colon lleno puede comprimir la vejiga y empujar los órganos hacia abajo", explica la fisioterapeuta.
En las mujeres orinar de pie debe evitarse, pues daña el reflejo de la micción haciendo que los músculos del piso se contraigan y evitando que la orina sea fluida.