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Separación de familias, multas económicas, tiempo en prisión, deportaciones. Muchas son las vicisitudes que padecen los inmigrantes ilegales en Estados Unidos. A esta situación se le suman ahora las propuestas de los políticos, que por ganar réditos electorales utilizan el tema de la inmigración como su gran caballo de batalla.
Analistas coinciden en que este discurso político, de cara a las elecciones legislativas del 2 de noviembre, no obedece más que a una estrategia para establecer mayorías en el Congreso.
Sin embargo, el presidente Barack Obama, quien llegó al cargo con los votos de miles de inmigrantes legales, se ha convertido en el principal crítico de las reformas que plantean estados como Arizona y a la que se le suman la propuesta del senador republicano, Lindsey Graham, en cuanto a que los hijos de ilegales nacidos en suelo estadounidense no deberían recibir la ciudadanía y la petición del fiscal general de la Florida, Bill McCollum, que propuso una legislación mucho más estricta que la de Arizona contra los inmigrantes ilegales.
A pesar de que Obama tiene claro el tema de seguridad y así lo reflejó ayer el Senado con la aprobación de una ley por 600 millones de dólares para reforzar la vigilancia en la frontera con México, también entiende las necesidades migratorias y está en contra de leyes discriminatorias y que muestren a E.U. como un territorio hostil para quienes quieren trabajar y mejorar su calidad de vida.
Para José Díaz Balart, analista de la cadena Telemundo , ninguna de estas leyes prosperará porque los inmigrantes ilegales tienen muchos familiares legales en el país y estos los apoyan.
"Pagan sus impuestos y trabajan como cualquier ciudadano. Es una población a la que no se le debe dar la espalda y protestarán contra estas medidas", apuntó.
Según Balart, el tema no es si eres inmigrante ilegal o no. El tema es si eres o no un criminal. Ahí es donde la ley debe ser clara.
"Hay gente a la que se le ha dificultado la legalidad. No porque no lo quieran sino por falta de dinero, educación o por miedo. A esas personas hay que ayudarles y no tratarlos como delincuentes", dice.
Por su parte, el analista de la Universidad de la Florida, Eduardo Gamarra, explicó que los republicanos se dejan llevar por las encuestas que muestran que la mayoría de estadounidenses están de acuerdo con este tipo de leyes y se les olvida que el voto inmigrante fue fundamental para la elección de Obama.
"El Presidente sí lo tiene claro y se la jugó por ellos. El 2 de noviembre será el día en que quedará clara su fuerza electoral. Las urnas en este país no perdonan los errores", concluyó Gamarra.