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Del premio, Josefina Klinger se enteró porque casualmente se encontraba en "Punta Comcel", como llaman al único lugar de Utría donde entra la señal del celular.
Y es en Utría, dice, donde te puedes desconectar del mundo. A ella le tocó la fibra y la impulsó a trabajar por llevar a otros, a que disfruten de espectáculos, como la llegada de las ballenas jorobadas en cierta época del año.
No siempre fue así. Antes veía ese territorio como se lo enseñaron a ver, de atraso y pocas oportunidades.
Como no estudió, su ambición no pasaba de convencer a un turista que la llevara a la ciudad a trabajar como empleada doméstica.
En el silencio absoluto, dice, Utría le habló y le enseñó a ver la selva como una oportunidad, no como amenaza.
Con solo el bachillerato hecho, hoy Klinger dirige el Parque Nacional Utría y Mano Cambiada, la corporación que ella misma fundó.
Siente que el universo la escogió de instrumento para cuidar "semejante templo". Del mar aprendió el valor de la honestidad. "Siempre devuelve lo que no es de él", dice para referirse a las basuras que alguien pueda llegar a arrojarle.
Con su iniciativa de ecoturismo, Mano Cambiada pretende posicionar Nuquí como un destino de riqueza paisajística y ambiental. "Es un sitio para disfrutarlo y cuidarlo, no para parrandearlo".
Su compromiso sin embargo, es más que ambiental, pues en su trabajo no deja de lado a su gente, los habitantes de Nuquí y Bahía Solano. "No se puede hacer turismo en un lugar con necesidades básicas insatisfechas" cuenta para explicar el objetivo de Mano Cambiada.
La corporación articula en paquetes los productos que a los turistas pueden ofrecerles los habitantes de la región.
El ecoturismo, en Mano Cambiada, no solo busca compartir la riqueza ambiental de la región, es una estrategia para apalancar lo social.
Con el premio, persona ganadora en la categoría Medio Ambiente, "el universo está retribuyendo un trabajo de años" ofertando un lugar para el bien de los suyos.