¿Qué hacer con una juventud que encabeza muchos de los índices de violencia, consumo de drogas, bajo rendimiento escolar, pocas expectativas de vida, carencia de metas, ausencia de figuras paternales?
¿Qué hacer con la juventud que no espera pasar de los treinta años de vida, que huye del compromiso, que no sabemos qué esperar mañana? Dichas preguntas nos las debemos hacer muchas de las personas que estamos a cargo de la educación, cuidado, protección, incluso quienes no están tan de cerca de las juventudes.
Años atrás se esperaba que los jóvenes crecieran acorde con las normas parentales, a las sociales, forjaran sus familias, desarrollaran sus negocios propios o se colocaran en una buena empresa, ayudaran a sus padres, respetaran y cuidaran a sus mujeres y criaran con éxito a sus hijos, ¿pero ahora qué?
Observamos cómo se emancipa la idea de la familia poco a poco, la búsqueda del placer es un imperativo, vivir el hoy puede tener más importancia que pensar el futuro fantaseado de la estabilidad y la felicidad convencional.
¿Alguien se ha preguntado por qué vivimos sueños fugaces arrojados a la cesta del olvido, invadidos por la incertidumbre del mañana, cansados de un quizás incierto en el que los adultos falsean día a día sus promesas, por la desbordante pasión del dinero, la trama maquiavélica, quién gana o quién pierde?
No olvidemos cuando la emoción por un saludo de la chica que pretendíamos era lo único que nos hacía sentir la dichosa sensación de estar vivos, cuando soñar era el pan de cada día, hasta que mamá nos aterrizaba con sus correcciones de amor, por qué olvidar que así como hoy, sufríamos la sinrazón de la angustia del hoy que no ha llegado, del me quiere, no me quiere.
Ser joven es el instante único donde vivir es el mayor regalo, y por eso queremos vivirlo como si fuera el único día, como si fuera solo hoy que pudiéramos besar aquella mujer, como si fuera hoy, solo hoy, que ese amanecer fuera a estar ante nuestros ojos.
La educación de la juventud es un oficio arriesgado, gran empresa esta que se encuentra en función de pulir aquellos talentos en potencia. Si han de abandonar el nido, que así sea, mas que no sea con la conciencia llena de miedo. "Si existiera algo que quisiéramos cambiar en los chicos, en primer lugar deberíamos examinarlo y observar si no es algo que podría ser mejor cambiar en nosotros mismos".
* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni de las universidades vinculadas con el proyecto.