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"Me he hecho con el ojo del tigre, una luchadora, bailando alrededor del fuego, porque soy una campeona y vas a oírme rugir", canta Katy Perry en Roar, proclamando que ha pasado de gata a tigresa. La cantante ha dejado su pasado atrás.
La nueva reina del pop, que está a punto de cumplir los 30 años, no tiene nada qué ver con la discreta chica de sus inicios cuando aún conservaba su verdadero nombre, Katheryn Hudson, interpretaba música cristiana y, tras años en el coro de la iglesia de sus padres, lanzaba un álbum en 2001, con ventas mínimas.
Sus fans, a quien ella misma bautizó como Katy-Cats, han aceptado con gusto la nueva condición de su adorada estrella, algo que demostraron catapultando su último álbum, Prism, hasta el número 1 de la lista Billboard 200 en tan solo una semana. En total, la artista ha venido alrededor de 11 millones de discos y 81 millones de sencillos en todo el mundo.
Un pacto con el diablo
La metamorfosis de la singular diva estadounidense fue desarrollándose a lo largo de 7 años.
"Lancé un álbum de góspel cuando tenía 17 años porque crecí en una casa donde solo escuchaba música góspel", confesaba Perry a la presentadora australiana Ruby Rose en 2009. "Yo quería ser como la Amy Grant de la música, pero no funcionó, por eso le vendí mi alma al diablo", dijo.
En 2008, la artista, reencarnada en Katy Perry, apostó por el pop y lanzó su disco One of the boys. Desde entonces es una estrella de superventas. Con Teenage Dream (2010) consiguió situar cinco sencillos en lo más alto de las listas, algo que solo había hecho Michael Jackson con Bad.
Pero no es oro todo lo que reluce: "El mundo puede tener la percepción de que he tenido suerte o de que me ha tocado la lotería para llegar donde estoy", indicó la cantante en una entrevista con Efe en 2012. "Y no es el caso. He puesto mi mente y mi vida en ello. He superado muchos obstáculos", añadió.
Una explosión de color
La imagen divertida y ultracolorista de Perry, que ha ido adquiriendo sobriedad y elegancia con los años, es otra de sus facetas más contestarías, que la han convertido en un icono indiscutible de la moda. Su estilo, capaz de sorprender a todos en cada aparición, rompe moldes en escenarios y "photocalls". Luces LED, disfraces y tejidos tecnológicos, son algunas de sus apuestas más arriesgadas.
Además, la cantante gasta una fortuna en sus vídeoclips para crear verdaderos espectáculos visuales. El último que ha lanzado, "This is how we do", es una explosión de pop art y moda vintage, donde Perry luce desde un vestido Modrian, inspirado en el diseño de Yves Saint Laurent, hasta un atuendo de pizza de peperoni con extensiones de cabello en color verde.