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La devaluación del dólar, el alto costo de los fertilizantes y la sobreproducción internacional de café, son algunos de los factores que han llevado a los caficultores a entrar en paro nacional.
De acuerdo con el agrónomo Héctor Fabio Ramos, docente de la Universidad Nacional de Colombia, la situación de la caficultura es difícil.
Para el experto, el primer problema es la sobreproducción internacional del grano. Pues hoy se tiene una cifra cercana a los 140 millones de sacos de 60 kilos cada uno en el mundo, factor que obliga a los cafeteros colombianos a competir con diferentes productores internacionales.
“A pesar de que nuestro grano tiene una especie de bonificación interesante en el mercado de Nueva York, los precios no compensan los gastos de fertilización y riego, entre otros”, dice el profesor Ramos.
El problema se agudiza con la devaluación del dólar, que favorece a los compradores, pero va en detrimento de las cotizaciones del café nacional en los mercados internacionales.
“Todos los que compramos internacionalmente ganamos, porque estamos comprando con un dólar muy barato. Por otra parte, nuestros agricultores están perdiendo porque cada día disminuyen sus ingresos gracias a dicha devaluación. Es decir, cuando el precio del café está a 1 dólar con 40 centavos en el mercado de Nueva York, y el dólar se cotiza a 2.500 pesos, hay ganancias. Sin embargo, cuando el dólar está a 1.778 pesos, como está ahora, la caficultura se convierte en un negocio inviable”, asegura el agrónomo.
En ese sentido, el caficultor está perdiendo por cada saco. Para que el negocio sea rentable, señala el experto, la libra debe estar en 1,72 dólares.
Frente a esta problemática, el profesor indica que el Gobierno Nacional está haciendo esfuerzos a través del Banco de la República, para comprar muchos dólares y no “navegar en esos dólares que entran por contrabando y narcotráfico, puesto que son estos los que hacen caer más el precio del producto. Mientras el dólar se siga devaluando, vamos a continuar con esta crisis. Máxime, si nuestra producción, que era tradicionalmente de 12 millones de sacos al año, ha caído a niveles de 7,3 millones, y no hay volumen suficiente que compense las pérdidas”.