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Mejor que parcharse con los amigos, cada lunes 14 jóvenes de Santo Domingo Savio tenían un encuentro con la nanotecnología. Lo que al principio les sonaba de otro planeta, se convirtió en algo simple, dice Brenda Agudelo.
Claro, era una actividad extracurricular, a la que había que sacarle el tiempo y, luego, tocaba cumplir con las tareas, añade Julian Andrés Dávila.
A veces, había que hacer más esfuerzos que los normales, como pedir plata para el pasaje o caminar hasta la Biblioteca España, como le tocó muchas veces a Róbinson Daniel Cortez, que vive en el barrio Santa Cruz.
Pero valió la pena. La perseverancia y el talento hizo que los seleccionaran para viajar a partir de hoy a un campamento internacional de ciencia y tecnología en el campus de la Universidad de Purdue.
No solo será la primera vez que saldrán del país o que montarán en avión, sino que se comuniquen con sus pares, es decir, otros adolescentes con inquietudes científicas, de otras partes del mundo.
La mayoría de los elegidos, entre los 16 y 18 años, quieren hacer amigos de otras latitudes. Será una experiencia que les ampliará sus horizontes, justo como se llama el programa de Ruta N, que quiere despertar el interés por la ciencia.
Científicos a un clic
Todo comienza con el proyecto Interchange, que conecta investigadores colombianos y extranjeros en el exterior con estudiantes de secundaria en la ciudad.
Con estos chicos, eligieron a la Biblioteca España para promover estos contactos a través de hangout (la videoconferencia de Google), explica Tomás Caballero Múnera, profesional de Cultura de Innovación de Ruta N.
La idea era volver un juego la enseñanza de la nanotecnología y resultó el elegido porque además de ser considerada como la tecnología emergente, revelarles el universo a esta escala les amplía las posibilidades a futuro.
A algunos les cambió hasta su vocación. Julián no tenía claro qué estudiar y se decidió por la ingeniería de materiales. Tania Londoño va por las matemáticas.
Y escuchar esto es reforzar esa ambición de que "el gusto por la ciencia supere el susto por las matemáticas", precisa Tomás, al aludir a un paradigma mental de muchos jóvenes que no quieren estudiar nada que ver con ciencias porque tendrán que vérselas con los números.
Aquí solo hay campo para el asombro, como precisa Tomás. Para las "ganas de querer saber más sobre eso, por qué es así", añade Carlos Andrés León. Ya entendieron que su vida se construye con preguntas y esa es otra ganancia.