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Las sociedades contemporáneas y sus economías dependen cada vez más del consumo de energía en todas sus formas para mejorar la calidad de vida y lograr mayores niveles de desarrollo económico y social.
Sin embargo, la sociedad se enfrenta a un reto grande al tener que hacer un uso cada vez más racional y sostenible de los energéticos para garantizar el flujo de bienes y servicios que demanda la misma sociedad.
Como se muestra en el gráfico, en la actualidad, el mundo consume aproximadamente 75 por ciento de energía proveniente de fuentes no renovables, es decir, de recursos que se agotan y de los cuales el más importante es el petróleo, seguido de carbón y gas natural y en menor proporción, la energía nuclear.
Vale señalar que la energía proveniente de los combustibles fósiles, como el petróleo, resulta más barata en términos económicos pero sus consecuencias sobre la calidad ambiental son más negativas que las de otros combustibles por la emisión de gases de efecto invernadero que producen, en buena medida, el calentamiento global.
Por su parte, la energía que proviene de fuentes renovables como el agua, el aire y el sol, apenas suple el 25 por ciento del consumo.
Este tipo de energías se conocen como energías limpias; es decir, los impactos negativos que generan sobre el medio ambiente son mucho menores.
A medida que los recursos renovables se agotan, la sociedad y la economía van haciendo la transición a las fuentes renovables. Esa transición estará determinada por los avances tecnológicos que a su vez dependen del conocimiento.
Protección ambiental
Las sociedades contemporáneas tienen que trabajar por dos objetivos que aparentemente son excluyentes: lograr crecimiento y proteger el ambiente. Estos dos objetivos han generado un debate que involucra matices ideológicos. Movimientos políticos, tanto de izquierda como de centro y de derecha, han tomado las banderas ambientales para lograr adeptos.
Sin embargo, una manera alternativa de avanzar en el debate es reconocer que los recursos naturales, los ecosistemas y la energía no tienen orientación política.
La clave es el mayor conocimiento científico y la aplicación de ese conocimiento en nuevos desarrollos tecnológicos que permitan hacer un uso más eficiente, racional y sostenible de la energía. Se requiere también un componente adicional que es la apropiación social del conocimiento para que sea la sociedad la mejor veedora de los procesos productivos y de la evolución de la calidad ambiental.
De la misma manera, el mayor conocimiento científico y su apropiación social deben ser las bases para una regulación por parte del Estado que sea el vehículo para conciliar los objetivos de crecimiento y protección de los recursos naturales que proveen la energía.
El Sector Eléctrico tiene un gran potencial de innovación
Por Ingenieros de xm- ISA
Colaboración especial (www.xm.com.co).
La industria de la energía eléctrica está experimentando una revolución silenciosa, solo vista anteriormente en sus inicios, en la época de Edison, Tesla y Westinghouse. Las nuevas tecnologías de computación, de comunicaciones y la profunda penetración del internet en la sociedad están sirviendo para transformar radicalmente las bases de la industria y la forma como los consumidores se relacionan con ella.
En esta nueva realidad, el consumidor puede escoger las características con que recibe el servicio y conseguir un precio acomodado a sus intereses, con una red eléctrica más inteligente para atender sus necesidades.
Es evidente hoy más que nunca que la energía eléctrica se ha convertido en un servicio esencial para el normal funcionamiento de la sociedad. Cualquier disrupción en la cadena de entrega puede afectar a millones de personas y producir pérdidas económicas considerables.
Además, en el futuro próximo la situación se hará más retadora ahora que dispositivos antes impensables como los vehículos eléctricos, los electrodomésticos inteligentes y los generadores caseros de electricidad son realidades tangibles. A todo esto se le suman retos adicionales desde la visión de ciudades sostenibles como la reducción del impacto ambiental y la búsqueda de alternativas a la generación concombustibles fósiles. Este escenario cambiante impone nuevos retos al sector, los cuales solo pueden ser enfrentados a través de revisión profunda en todas las facetas de la industria.
Los nuevos escenarios que se presentan hacen que la innovación hoy no esté solo dedicada a la pura y dura ingeniería eléctrica, al análisis de circuitos o a los complejos mapas matemáticos que las modelan.
Aunque se deben mantener estas competencias, en la nueva industria, la innovación se trata de la integración de tecnologías de información aplicadas a la mejor prestación del servicio y al mejor entendimiento de las necesidades del consumidor. Ahora los ingenieros de sistemas, electricistas y electrónicos, los economistas, y los especialistas sociales y ambientales hacen parte fundamental de los grupos de investigación y desarrollo en temas de electricidad. En este ambiente interdisciplinario, una cooperación más estrecha entre la industria, la academia y los centros de investigación es esencial para cumplir la promesa de valor del sector hacia la sociedad.
Al final, el objetivo de la innovación en el sector eléctrico es dar mayor participación en las decisiones a los consumidores, al proporcionar un servicio con mayores niveles de calidad y continuidad, brindándole la posibilidad de negociar precios y formas de compra, las cuales deberán estar adecuadas a sus reales necesidades y recursos.
Sin buena gestión ambiental, se desvanece la competitividad
Por jaime alberto arroyave
Profesor de la Escuela de Ingeniería
Una importante cuestión socioeconómica que ha permanecido hasta ahora muy marginada de la información y de la cual podría aseverarse sin temor a equivocaciones que es un dilema, tanto para el gobierno nacional como para las entidades de control, es el uso adecuado y eficiente de las transferencias del sector eléctrico hacia las corporaciones autónomas regionales y los municipios que tengan derecho a recibirlas (artículo 45 de la Ley 99 de 1993).
La ley promulga que los recursos destinados deben ser el 6 por ciento de las ventas de generación de energía y que deben estar distribuidos en partes iguales, así: 3 por ciento para las corporaciones autónomas del área de influencia y 3 por ciento para los municipios que estén asociados con el embalse y/o cuenca.
¿En qué se utilizan?
En sentido estricto, este dinero debe ser utilizado en temas relacionados con: saneamiento básico, la gestión ambiental y su mejoramiento, acueducto y alcantarillado, control de erosión y reforestación de cuencas, entre otros.
De aquí se desprende una primera pregunta:
¿En qué se han utilizado los “60 millones de dólares promedio año desde que salió la ley en 1993”?
Si las transferencias son utilizadas eficientemente, surgen otras preguntas: ¿Es lógico que municipios que reciben transferencias del sector eléctrico, que les da ventajas presupuestales frente a otros, tengan problemas de agua potable y saneamiento básico tan extremadamente graves sin un plan maestro de acueducto y alcantarillado diligenciado como lo exige la ley? ¿Cómo es la gestión que hacen las CAR (Corporaciones Autónomas Regionales) de estos recursos (12 por ciento de sus ingresos)?
Todos estos interrogantes son difíciles de contestar, entre otras, por el pobre sistema de información que hay sobre el tema.
No hay competitividad sin desarrollo sostenible, no puede quedar la gestión de nuestros ecosistemas supeditada a regular un capítulo de exigencias que deben resolver algunos sectores para alcanzar la aprobación de sus proyectos como es el caso de la minería, la energía, la agricultura y la infraestructura.
No puede ser así. Se debe pensar que la misma naturaleza se encargará de acabar lo construido si esta se maltrata, que es una obligación de TODOS propender por el uso adecuado de nuestro territorio y por el cuidado de nuestro patrimonio ambiental, eso sí, con una condición “sine qua non”, el fortalecimiento institucional del sector, con planificaciones y ejecuciones que nos convenzan que estamos en un país competitivamente sostenible.
Las redes inteligentes, una apuesta hacia el futuro
Por ingenieros de XM- ISA
Colaboración especial (www.xm.com.co).
En los últimos años, el sector eléctrico a nivel mundial ha evolucionado de una forma cada vez más acelerada. Estos cambios se han dado, principalmente, por la mayor incorporación de las redes inteligentes al sector, las cuales han aprovechado el creciente desarrollo de las nuevas tecnologías en información y comunicaciones. Esta evolución se manifiesta en nuevas tendencias, tanto a nivel mayorista (generadores y comercializadores) como minorista (usuarios finales). Dentro de estas tendencias se resaltan:
- Respuesta de la demanda: permite proporcionar señales de precios de manera oportuna y confiable para que los usuarios finales tomen decisiones más adecuadas en su consumo de energía. Para esto, las empresas comercializadoras de energía ofrecen, en diferentes países, planes de consumo que se adaptan cada vez más a las necesidades de los usuarios, tal como ha ocurrido con el sector de las telecomunicaciones.
- Mercados cercanos al tiempo real: en diferentes mercados es posible negociar la energía eléctrica algunos minutos antes de la entrega de la misma, gracias al uso de plataformas de negociación cercanas al tiempo real. Esta forma de negociación trae importantes beneficios, permitiendo un ajuste eficiente de la generación y el consumo, logrando precios más eficientes.
- Generación distribuida: es la generación eléctrica realizada a pequeña escala, por parte del usuario conectándose con la red eléctrica, permitiendo que el usuario tenga un papel más activo en el mercado, ya que además de consumir la energía tiene la posibilidad de producirla e inyectarla al sistema eléctrico. Esta tendencia permite contribuir con la reducción de emisiones de CO2 al incentivar el uso de tecnologías de generación renovables.
- Integración de mercados entre países o regiones: es un factor clave para lograr beneficios comunes entre diferentes regiones, al optimizar recursos y al lograr precios cada vez más eficientes. Europa es la región líder en este tipo de iniciativas, Colombia por su parte, ha adelantado procesos de integración con Ecuador, Venezuela y próximamente con Panamá.
- Mayor convergencia con otros sectores: el sector eléctrico se caracteriza por tener una mayor interrelación con otros sectores de la economía, principalmente con el financiero, transporte y telecomunicaciones. En Colombia se destaca la creación de Derivex: Mercado de Derivados de Commodities Energéticos
El reto para el sector eléctrico en Colombia consistirá en acoger oportuna y eficazmente las nuevas tecnologías que están emergiendo a través de las redes inteligentes, lo cual permitirá garantizar un suministro de energía eléctrica cada vez más eficiente, económico y confiable.