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HISTÓRICO
La gran tristeza que hay tras algunos payasos
POR NATALIA OSPINA VÉLEZ | Publicado
Muchos envidian esa alegría desmedida sin saber que algunos de esos que se muestran infinitamente felices, guardan detrás de la sonrisa su más grande secreto: la combinación de episodios de depresión y felicidad extremas, que los llevan en ocasiones a tomar sobre sus vidas decisiones como la que tomó el actor Robin Williams.

Muertes como esta, tan pública, tan lamentada, ponen en el ojo del huracán las enfermedades mentales: trastornos de ansiedad, de personalidad, depresión, trastorno afectivo bipolar o el síndrome del payaso triste como también se le conoce, y del que se dice pudo haber terminado con la vida del actor.

Episodios de tristeza y alegría, en esa mezcla se van las vidas de las personas que sufren este síndrome, y que pueden pasar de ser muy activos y felices a sentirse tristes y desesperanzados.

Y así, a empezar el ciclo otra vez. A las sensaciones de euforia y actividad se les llama manías; a las de tristeza y desesperanza, depresión.

¿Común en comediantes?
Algunos expertos señalan que esta situación podría ser frecuente en algunos comediantes, aunque no es un asunto que pueda generalizarse.

A principio de año, la Universidad de Oxford publicó un estudio en el que participaron más de 500 comediantes de Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos, que indica que los actores que se ganan la vida haciendo reír presentan más características psicóticas en su personalidad que otros actores.

"Hay personas que su tristeza de fondo tratan de compensarla en cosas divertidas, son los típicos cuenta chistes, los que todo el mundo cree que viven felices pero que en el fondo están compensando esa tristeza, esa melancolía profunda. Esta es una tendencia en las personas que se dedican al humor, pero también ocurre en médicos, abogados, gerentes, en quienes están en permanente contacto con público", señala Juan Carlos Posada, psicólogo clínico.

En la mayoría de los casos, el trastorno empieza típicamente en la adolescencia o en la adultez temprana, y tiende a ser una condición permanente a lo largo de la vida caracterizada por altas tazas de recaída, ansiedad, trastorno por abuso de sustancias y mortalidad prematura debido a la alta tasa de suicidio.

Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión puede ser crónica o recurrente, dificultar el desempeño laboral o académico y la capacidad para enfrentar la cotidianidad. En su forma más grave, puede llevar al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia.
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