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A la una de la tarde las cosas a la distancia se ven borrosas. Así, igualito, como cuando se mira a través del vapor que deja la gasolina, todo se ve trémulo. Eso sí, claro, en el fondo, se ven las letras de molde que dicen parque temático Hacienda Nápoles.
Carros paran en la entrada. La gente se baja, posa para la foto, detrás una réplica de la avioneta que puso Pablo Escobar en el portal de la que fuera su finca, hoy del Estado, hoy parque temático.
Sin duda, el calor del Magdalena medio llama turistas que buscan el sol por estos días, porque en vacaciones hay una frase infaltable cuando se quiere viajar: "Vamos para tierra caliente".
Después del portal, pasando en carro, o en chivas que tiene el parque, pequeñas colinas se levantan, el camino se abrió por ahí como se pudo, dando vueltas, para que los visitantes puedan contemplar el ganado que pasta, las verdes praderas, el horizonte.
Hipopótamos, es lo primero que se piensa cuando se habla de la Hacienda, recordar a la manada que su fue dispersando. Pero allá siguen muchos otros, debajo del agua, en un lago dispuesto a ser contemplado desde la distancia.
Es casi increíble advertir que el agua ni se mueve y de un momento a otro, asoman una orejas, una nariz, y van saliendo, uno, dos, tres... seis, es difícil calcular, y más cuando no salen todos, porque pueden durar bastante tiempo bajo el agua.
Cebras, chigüiros, avestruces, pumas, panteras, jaguares, tapires y Vera, una rinoceronte, hacen parte de los animales que están en la Hacienda. Pronto se espera tener dos elefantes que podrán habitar ampliamente en más de 33 mil metros cuadrados.
En el último año, dice Óscar Jairo Orozco, creador del parque temático Hacienda Nápoles, cerca de 125 mil turistas de Antioquia, Bogotá, los Santanderes y Tolima llegaron hasta el lugar, lo que significó un alza del 70 por ciento en relación con 2010.
Las cifras no son gratis. Y es que en 2011 la Hacienda Nápoles logró ubicarse en el panorama turístico del país con una oferta diferente. Además de los animales, que se llevan la curiosidad de los visitantes, hay una apuesta por zonas de agua y otras jurásicas, lo que se convierte en la alegría de los niños, que se ven corriendo por los caminos, ya sea simulando un safari o acercándose a los toboganes, algunos lentos, otros precipitados caen sobre las piscinas.
Un lugar para quedarse
En el último año, Óscar se dio cuenta que mucha gente que llegaba hasta el parque temático no alcanzaban a conocerlo completamente y, además, tenían que devolverse a sus ciudades porque los hoteles en Puerto Triunfo y Doradal en temporada alta y puentes tienen visitas al 100 por ciento.
Así nació el hotel Safari Casa Blanca, con 13 habitaciones de acomodación múltiple. Un espacio, que como su nombre lo dice, es de paredes blancas, lívidas, pulcras que simula las casas de la parte norte de África. Además, está la zona para acampar que puede albergar hasta 400 personas, allá mismo alquilan la carpa por 15 mil pesos.
De safari con la familia
Son familias las que se ven recorriendo la Hacienda. Niños sorprendido con las grandes bocas de los hipopótamos, padres entusiastas al ver como nadan, a veces como girando, los chigüiros en los lagos. Familias almorzando, sentadas en las orillas de los caminos, deslizándose por los toboganes.
Para lo que queda de estas vacaciones, un buen plan es visitar la Hacienda Nápoles, que se ha convertido en un lugar propio para que los niños conozcan la fauna, lo más cerca posible a la realidad, como en un safari, pero en el Magdalena medio, porque el parque temático se ha convertido en eso, en África en la mitad del país.