<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
HISTÓRICO
La homofobia legal (II)
  • La homofobia legal (II)
Yohir Akerman | Publicado

Confieso que he quedado perplejo con las reacciones que se despertaron con mi anterior columna sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Con la intolerancia de los lectores frente al tema. Me asusta y me entristece la cultura cerrada y homofóbica de la sociedad colombiana y en especial de la antioqueña.

Paradójico.

Antioquia es uno de los departamentos en el país con mayor tasa de homosexuales y, al mismo tiempo, es aparentemente la región más conservadora y cerrada a la posibilidad de aceptar la igualdad real y completa para los LGBTI.

Por lo menos hay que empezar con el respeto a esta comunidad.

Eso sólo se explica por una doble moral, donde atacamos lo que somos. Y somos una sociedad plural que, como colombianos y latinos, nos defendemos de la discriminación internacional, pero que internamente excluimos y atacamos a los que no son como nosotros.

Todos somos iguales sin importar el sexo, color, raza o las inclinaciones sexuales.

Eso es un hecho, pero hay que aplicarlo a la realidad.

Y es por eso por lo que el trabajo de proteger legalmente los derechos de los LGBTI es fundamental, como también lo es empezar por el entendimiento y respeto ciudadano y colectivo.

Hay que partir de la base de que las parejas del mismo o distinto sexo deben ser tratadas de manera igual.

Es un tema que no solo tiene que ver con proteger un sector de la sociedad que se encuentra en desigualdad, sino que también está relacionado con el progreso de la cultura colombiana como un todo.

El país y la ciudadanía no pueden avanzar y progresar en la medida en que no se reconozca esto.

Y por eso es necesario que el Congreso, como ente canalizador del espíritu democrático y representativo, dé un debate serio del tema que excluya elementos religiosos, los moralismos y los falsos pudores.

Colombia es un país laico y por eso estos debates se deben dar sobre la base de los elementos democráticos y legales, y no sobre creencias impuestas por la religión, que están en su definición desactualizadas.

Si se quiere debatir desde ese punto de vista, llevando la definición del matrimonio a la exclusividad de la Iglesia, entonces lo consecuente sería prohibir jurídicamente el divorcio, las relaciones sexuales prematrimoniales, la planificación familiar y el adulterio.

Ridículo.

Pero de la misma manera suena la argumentación que el matrimonio tiene que ser entre un hombre y una mujer porque eso es lo que dice la religión o lo que es natural.

Esa definición no tiene nada que ver con esto ya que no se puede igualar homosexualidad con aberración o antinaturalidad.

No es lo mismo, ni es igual.

Esta no es una discusión religiosa. Es un debate jurídico ya que el matrimonio no es propio de la religión. Es un concepto legal.

Lo que sí es claro es que el día que la Iglesia permita el matrimonio entre personas del mismo sexo, si es que llega a pasar, los primeros en valer su derecho serán la mayoría de los curas. Y no está mal, pero volvemos a la doble moral.

Plenos derechos para los LGBTI es una necesidad de la igualdad nacional.

El matrimonio es solo la primera lucha de varias en donde se necesita dejar de lado los argumentos moralistas cada vez más desvirtuables, y perder el miedo a reconocer la sociedad por lo que es en su conjunto, con libertades, derechos y obligaciones plenas para todas las personas.

x