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HISTÓRICO
La Iglesia no puede estar obsesionada con el matrimonio gay y el aborto: Papa Francisco
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Reuters - Efe | Publicado

El Papa Francisco dijo que la Iglesia Católica no tendría que permitir que las prohibiciones al matrimonio homosexual, el aborto y la anticoncepción dominen sus enseñanzas, sino que debería ser un credo más acogedor en el que los sacerdotes sean pastores comprensivos y no burócratas fríos y dogmáticos.

En una entrevista franca con Civilta Cattolica, la publicación mensual de la comunidad jesuita italiana, Francisco no dijo que ese tipo de enseñanzas morales fuera a cambiar pronto, pero pareció intentar un giro en el tono desde la condena hacia la misericordia.

El primer Papa no europeo en 1.300 años y también el primero de América latina, dijo que la iglesia de 1.200 millones de fieles se había "encerrado en sí misma en pequeñas cosas, en pequeñas reglas mezquinas".

La Iglesia Católica, agregó Francisco, debería verse a sí misma como "un hospital de campaña luego de una batalla" e intentar sanar las grandes heridas de la sociedad y no estar "obsesionada con la transmisión de una multitud de doctrinas dispersas mediante una insistente imposición".

La extensa entrevista se realizó en tres sesiones en agosto y fue publicada el jueves, junto a traducciones difundidas en revistas jesuitas de todo el mundo.

"No podemos insistir sólo en temas relacionados con el aborto, el matrimonio gay y el uso de métodos anticonceptivos. Eso no es posible. No he hablado mucho de estas cosas y fui reprendido por eso", manifestó Francisco.

"Pero cuando hablamos de estos temas, tenemos que hablar de ellos en un contexto. La enseñanza de la Iglesia sobre este asunto es clara y soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario hablar de estos temas todo el tiempo", agregó.

Injerencia espiritual
El papa Francisco aseguró que "Dios en la creación nos ha hecho libres" y que "no es posible una injerencia espiritual en la vida personal", al resumir su discurso sobre los divorciados y los homosexuales.

Refiriéndose puntualmente a los homosexuales, expresó: "En la vida, Dios acompaña a las personas, y nosotros tenemos que acompañarlas, empezando por su situación. Es necesario acompañarlas con misericordia".

"Una vez un persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta "Dime, Dios cuando mira a una persona homosexual ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?", cuenta como anécdota.

El Papa también habló del rol de las mujeres en la iglesia, y dijo que sus "profundos cuestionamientos deben ser atendidos".

"Por lo tanto, debemos investigar más el rol de las mujeres en la Iglesia. Tenemos que trabajar más duro para desarrollar una profunda teología de la mujer. Sólo dando este paso será posible reflejar mejor su situación dentro de la Iglesia", dijo Francisco.

En su opinión, "es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia, temo la solución del 'machismo con faldas' porque la mujer tiene una estructura diferente al varón, Pero los discursos que oigo sobre la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista".

"Las mujeres -subraya- están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que ésta desempeña. La mujer es indispensable para la Iglesia".

Sobre la Iglesia, dice que "es la casa de todos, no una capillita en la que cabe solo un grupito de personas selectas. No podemos reducir el seno de la Iglesia universal a un nido protector de nuestra mediocridad".

Y, en un tono cercano y sencillo, el Papa se define como un pecador: "Soy un pecador en quien Dios ha puesto los ojos".

"Jamás he sido de derechas"
En otro aparte de la entrevista, el Papa Francisco aseguró que jamás ha sido de derechas y que tuvo un momento de crisis interior en el pasado.

"No habré sido ciertamente como la beata Imelda, pero jamás he sido de derechas. Fue mi forma automática de tomar decisiones la que me creó problemas", afirmó el Pontífice.

Se refiere también a su entrada en la Compañía de Jesús: "Me impresionaron tres cosas, su carácter misionero, la comunidad y la disciplina. Y esto es curioso porque yo soy un indisciplinado nato, nato, nato".

Pero para él la comunidad fue esencial. "No me veía sacerdote solo: tengo necesidad de comunidad y lo deja claro el hecho de haberme quedado en Santa Marta", su residencia en el Vaticano.

Y rememora la época en la que fue superior de los jesuitas: "Tenía 36 años: una locura. Había que afrontar situaciones difíciles, y yo tomaba mis decisiones de manera brusca y personalista".

Fue la forma autoritaria y rápida de tomar decisiones la que le ha "llevado a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador", señala.

A su juicio, la Compañía de Jesús "es una institución en tensión, siempre radicalmente en tensión. El jesuita es un descentrado, la Compañía en sí misma está descentrada: su centro es Cristo y su Iglesia".

Advierte de que, si la Compañía se mira a sí misma demasiado, "corre peligro de sentirse segura y suficiente".

Por otra parte, el Papa admite que tuvo "un momento de gran crisis interior" cuando estaba en Córdoba (Argentina).

También recuerda su época como arzobispo de Buenos Aires, en la que consultaba todo. "Esto me ha ayudado mucho a tomar mis decisiones", asegura.

"Yo creo que consultar es muy importante. Los consistorios, los sínodos... Deseo consultas reales, no formales", agrega.

Respecto al grupo creado en el Vaticano para el cambio de la curia, indica: "La consulta a los ocho cardenales, ese grupo consultivo externo, no es decisión solamente mía, sino que es fruto de los cardenales".

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