Las condiciones de salud integral de una sociedad pasan, no solo por la disponibilidad y funcionamiento de un sistema con cobertura universal y alta calidad, sino también por la misma apreciación que los ciudadanos tengan de su estado de salud y del grado de solidaridad que la sociedad presenta para con las personas de menores ingresos. En este sentido, el funcionamiento óptimo del sistema dependerá tanto de la voluntad y eficiencia del Estado como de la posición que asuman las personas frente a los retos del sector.
Hay un problema fundamental para la eficiencia y la calidad en la prestación de los servicios de salud que atenta contra su competitividad y tiene mucho que ver con la actitud de las personas y con la cultura de la ilegalidad. En un estudio realizado por el Centro de Investigaciones y Consultorías de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Antioquia para la Comisión de Regulación en Salud (Cres), se encontró que el país registra unos altos niveles de evasión y elusión en el sector salud. Es decir, las personas, y en no pocos casos algunas empresas, le hacen "conejo" al sistema y no pagan las cotizaciones de Ley.
En efecto, el estudio calculó la evasión para 2010 en $4,2 billones, lo que representa el 23.4% del recaudo esperado total. La elusión estimada en el Régimen Subsidiado se valoró en $1,9 billones, lo que representa un 10% del recaudo esperado total. Las cifras revelan la magnitud tanto del problema del adecuado financiamiento para el sostenimiento del subsistema de seguridad social en salud, como también el margen de acción susceptible de ser tomado en cuenta.
Si bien los problemas de la evasión y la elusión reflejan nuestra ya larga y penosa enfermedad de la ilegalidad, también hay que señalar que las características del mercado
laboral colombiano no contribuyen a la competitividad del sector salud. Desde esta perspectiva y mas allá de la estructura y evolución del mercado laboral, las cifras presentadas anteriormente revelan la existencia de al menos dos problemas muy serios: i) el déficit financiero derivado del hecho que, en teoría, más de la cuarta parte de los ocupados que podrían aportar al sistema no lo hacen, y ii) que
la filtración de ocupados que usan el sistema de salud sin ayudarlo a financiar es muy alto, por cuanto alrededor de las tres cuartas partes de éstos lo usan sin pagar.
No se puede olvidar que los individuos que integramos la sociedad también tenemos una gran responsabilidad con el funcionamiento del sistema de salud sin perjuicio de la responsabilidad natural que tiene el Estado.
Profesor Universidad de Antioquia