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HISTÓRICO
LA PASIÓN DEL PERIODISMO
  • LA PASIÓN DEL PERIODISMO |
    LA PASIÓN DEL PERIODISMO |
Por SAMUEL ARANGO M. | Publicado

Varias veces he pensado en renunciar a mi profesión de periodista, pero como no es una profesión sino una pasión, es irrenunciable.

Me han hecho odiar mi profesión los periodistas que se convierten, por el poder del medio de comunicación en el que se encuentran, en jueces implacables. De una vez condenan, sin conocer a fondo los hechos y las intenciones. Hacen afirmaciones mal intencionadas o escudadas en el "se rumora, se dice" que dice sin decir, sin asumir responsabilidad alguna. Periodistas que interrogan con los puños cerrados, que agreden y piden excusas, no las dan. Groseros y prepotentes que no los mueve la verdad sino el interés propio o de sus jefes. Periodistas que buscan siempre estar al lado del poder para poder. Arrodillados y arrastrados en busca de una migaja de dinero. Periodistas que se creen poseedores de la verdad, soberbios, inclementes, desafiantes, groseros. Periodistas que se autoproclaman buenos porque los demás son escoria, que etiquetan a todo el mundo y se ponen por encima de la pobre humanidad agobiada y doliente.

Periodistas que descalifican a quienes no piensan como ellos, si es que piensan. Que usan el doble sentido para decir cosas sin querer queriendo, como el Chapulín. Periodistas que además de sus sueldos con instrucciones reciben extras por decir o por callar.

Me avergüenza el ejercicio de la profesión que estamos viendo en Colombia. Pero la profesión no tiene la culpa. Son los mal llamados periodistas que antes de nada son pobres e insignificantes seres humanos. Por ellos rezo a Santa Rita, la abogada de los imposibles.

No quiere decir que no los hay dignos y meritorios. Sí los hay, y son la mayoría, pero los tienen callados, atemorizados, compungidos, amedrentados. No triunfan. Así como para llegar al Congreso el camino más rápido y seguro es secuestrar, reclutar menores, poner minas antipersonal, narcotraficar, para ser periodista IN es necesario arrodillarse, venderse, adular, condescender y aplastar a los enemigos del jefe de turno.

Duele cuando el ejercicio periodístico honesto, serio, respetuoso, no se valora. Duele cuando se aplaude y se cree en el periodismo vendido, sesgado, malintencionado, falaz.

Cuando a Dios le llegaron con el chisme de que los periodistas en Colombia eran corruptos y que no había gente buena, Él mandó al arcángel para que investigara. El arcángel regresó y le dijo: Dios, es verdad, hay mucha maldad, pero también hay periodistas buenos, respetuosos, decentes, confiables. Dios decidió mandarles a estos buenos periodistas un mensaje por el Email. ¿Saben qué decía? Lamento si usted es periodista y no lo recibió. Seguiré escribiendo hasta que pueda, mientras tanto apagaré los noticieros radiales y de televisión para escuchar a Mozart o los boleros de Manzanero. De pronto es el avestruz el animal más inteligente del universo.

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