La invitación del presidente
Juan Manuel Santos al expresidente y senador
Álvaro Uribe para hablar de paz "con criterio patriótico", se produce en medio de una serie de acontecimientos que, no solo la última semana sino desde hace mucho tiempo, han hecho concluir que no es realista el logro de unos acuerdos de paz con la guerrilla sin ciertos consensos básicos entre los líderes políticos.
La invitación presidencial se produce al tiempo que el exministro
Álvaro Leyva Durán, reconocido por su interlocución con las Farc, insiste en una carta al expresidente Uribe para que este se sume a los esfuerzos para lograr la paz.
Desde que hace justo dos años se iniciara el proceso de diálogos con las Farc, en La Habana, el presidente Santos ha logrado apoyo de los partidos de la coalición oficialista en el Congreso, del empresariado, de la comunidad internacional, de buena parte de la prensa y, en definitiva, de una mayoría de votantes que en segunda vuelta electoral de este año dio el triunfo a la promesa de paz ofrecida por el presidente reelecto.
Pero la realidad es que aún hay un campo extenso de divergencias entre el gobierno que dirige los diálogos y una buena porción de opinión pública y de líderes políticos como el expresidente Uribe. La entrevista publicada el domingo pasado en este diario refleja plenamente cuáles son las posiciones del exmandatario en este sentido.
En torno a esa realidad política que se presenta frente a las negociaciones en Cuba y la paz, más allá de los resultados que traigan estos intercambios epistolares y opinativos, hay que atender el hecho cierto de que no es viable un proceso de paz verdadero si queda por fuera un tan significativo caudal de opinión que se identifica con las críticas y objeciones planteadas por el expresidente Uribe Vélez y el Centro Democrático.
El presidente Santos lo sabe, y de allí que en los últimos días haya estado tan activo contestando las objeciones presentadas por sus opositores y que, finalmente, haya decidido convocar con nombre propio al expresidente.
Y que lo haya hecho con un estilo muy suyo: invitando al "senador Uribe". Que lo es, por supuesto. Pero que en términos políticos, bien lo sabe Santos, no es uno más de 100 senadores. Su posición entre buena parte de la opinión pública no puede desestimarse con descortesías no por repetitivas menos inconvenientes.
Contrario a muchos sectores de opinión que no admiten la más mínima disidencia frente a la infalibilidad de su propia noción de paz, siempre nos ha parecido que hace más bien al proceso de diálogos una oposición razonada y democrática que la unanimidad acrítica que dejara pasar cualquier cosa con tal de firmar acuerdos a como diera lugar.
Por eso, nadie espera que Santos modifique lo ya negociado en La Habana por lo que le pueda transmitir Uribe, ni que este vaya a ceder en sus "inamovibles" por lo que le pueda informar el Presidente en una hipotética reunión. Tampoco las Farc van a cambiar sus exigencias porque el expresidente no las acepte, así pueda presumirse que la carta de Leyva Durán tenga su aval.
Pero en todo caso, una reunión como la propuesta, desarrollada en términos de respeto mutuo y franqueza, sería conveniente. Más allá de firmar el fin del conflicto con las guerrillas, será definitivo que para aclimatar una paz en su sentido más íntegro, se lograran consensos mínimos a los que sumen todas las fuerzas políticas democráticas, para cerrar los odios que dejan 50 años de violencia guerrillera.
Contraposición ¿PARA QUÉ SIRVE UNA REUNIÓN ENTRE SANTOS Y URIBE, SI YA SE HAN DICHO TODO?
Por armando benedetti villaneda
Senador de la República, partido de la U
Yo no creo que esa reunión entre los presidentes Santos y Uribe se vaya a dar. Y si se diera tampoco arreglaría mucho las cosas. ¿Cuál es el problema que en una democracia existan dos posiciones radicalmente diferentes y que se puedan controvertir? Es mejor debatir que estar en un falso consenso. Yo no sé cuál es el afán de los medios, de la opinión, para que el presidente Santos y el expresidente Uribe hagan las paces, yo no ando en ese plan, ¿eso para qué?. No, que sigan debatiendo, y que esas tesis se puedan votar, eso es la democracia. ¿Y, además, qué se van a decir, si ya han dicho todo en los medios?
Por otro lado, la carta de Álvaro Leyva me parece extemporánea, yo lo que veo es a un señor con el que el gobierno no ha contado para el proceso de paz, y entonces es viendo a ver cómo se mete. No me importa mucho lo que él escriba ni lo que proponga.
No creo que la oposición de Uribe perjudique el proceso de paz. Entre otras cosas, porque el verdadero referendo para la paz fue el pasado 15 de junio (segunda vuelta de elecciones presidenciales) y lo ganamos de sobra. Y si hay otro referendo, y el pueblo colombiano lo niega, ¡pues que lo haga, está en su pleno derecho! Yo a eso no le tengo miedo. Unos creen en la paz, otros no, necesitamos debate.