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No solo el temor aleja los deseos de retornar a las parcelas que abandonaron para escapar de la violencia de guerrillas y paramilitares. A orillas del río Cauca encontraron tierra plana y fértil donde cultivan, viven como campesinos y no deambulan sin rumbo como desplazados.
Las jornadas son largas para hombres y mujeres que trabajan sin distinción en esa llanura caliente. Pero Alberto Reyes Lazo se siente feliz de ganarse de nuevo la vida en el campo y vivir sin miedo luego de sufrir dos desplazamientos por culpa de la guerrilla. Primero cerca a Montería, en 1991, y, años después, en El Bagre. "Pedían que les colaborara y como no quise querían llevarse a mis hijos de 8 y 12 años... como no dejé, me dieron una noche para que me fuera y así fue como lo perdí todo... y no quiero volver porque siguen en la zona", relata este labriego, quien también es vicepresidente de la Asociación de Desplazados de Caucasia.
Las extensas mil hectáreas de la finca La Uribe, en Caucasia, producen plátano, yuca, arroz, hortalizas y frutas. También ganado que pasta a sus anchas. Pero no siempre el paisaje mostró cultivos extensos y hombres labrando la tierra.
El predio fue uno de los más grandes y valiosos de la mafia en el Bajo Cauca. La finca perteneció a los hermanos Galeano, los narcotraficantes que fueron asesinados por órdenes de Pablo Escobar en La Catedral en un ajuste de cuentas.
En 2000 La Uribe fue ocupada y durante más de 10 años ha estado en extinción de dominio. Hasta hace un año era un dolor de cabeza para el Gobierno, que no hallaba cómo darle buen uso y administración. La historia cambió cuando centenares de familias, muchas de ellas desplazadas, intentaron invadir el predio. "Nos metimos 800 familias necesitadas y nos trataron de sacar a la fuerza", recuerda un campesino que labora hace un año en los predios.
Todos ganaron
Antes de que la necesidad de tierra y la ley chocaran, los habitantes y la Alcaldía de Caucasia concertaron que la finca fuera entregada en comodato a varias asociaciones campesinas y una de desplazados. "Una decisión que nunca se había ensayado. Entregarle un predio en extinción de dominio a un municipio. Tras estos primeros seis meses de producción, nos sorprenden sus resultados", dice el Superintendente de Notariado y Registro, Jorge Enrique Vélez.
Reconoce que la hacienda fue desaprovechada en el pasado. "Se le entregó al Incoder y luego al ICA para ganadería, con malos resultados".
Con él coincide el ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, quien ayer visitó la finca para conocer los resultados de la nueva figura de administración en estudio. "Este debería ser el modelo para hacer buen uso de propiedades incautadas al narcotráfico y grupos ilegales, que están en proceso de extinción de dominio".
Los habitantes ahora le piden al Gobierno ayudarlos a mejorar sus condiciones. "Tenemos esta tierra fértil donde brota lo que se le siembre, pero necesitamos herramientas, insumos y transporte para sacar nuestros productos a vender", dijo Ersilia Villegas, madre de seis hijos, soltera, desplazada.