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Ahora no solo se dice, también se ve y se toca: la pedagogía ha cambiado y con ella los espacios de aprendizaje, como los que se construirán en Colombia.
Al menos eso esperan los arquitectos que ganaron el concurso Buena Arquitectura, Excelente Pedagogía, que abrió el Ministerio de Educación para la construcción o reconstrucción de 1.200 establecimientos educativos oficiales afectados por el más reciente fenómeno climático de La Niña, que sufrió el país con mucho poder en 2011.
En las propuestas ganadoras priman diseños con materiales fáciles de conseguir o transportar en las cuatro regiones en las que se dividió el territorio para el concurso: Andina, Amazónica, Pacífica y Caribe.
Claro que también son evidentes los diseños "lúdicos" que incluyen módulos con figuras geométricas, tal como los que presentó Juan Manuel Peláez Arquitectos, compañía seleccionada con el proyecto ganador para la región Caribe.
El arquitecto de la empresa, Juan Manuel Peláez Freidel , cree que los conceptos pedagógicos ahora son diferentes, los niños interactúan con los lugares y por eso en las escuelas de hoy no solo importan las aulas, también los exteriores.
Sus percepciones se han plasmado en la propuesta que presentó, estructurada en circunferencias que se pueden tocar o traslapar y cumplen con el postulado del certamen que pedía que el diseño permitiera "un crecimiento modular progresivo y un aislamiento térmico en armonía con el medio ambiente y las exigencias del cambio climático. Las estructuras cuentan con una alternativa palafítica (base sustentada por postes) como posibilidad de funcionamiento en zonas inundables cuando así se requiera".
Esos mismos postes están en el prototipo ganador para la región pacífica, presentada por los arquitectos Aldo Marcelo Hurtadoy Carlos Hernán Betancourt . Son de la empresa Espacio-Colectivo.
Los arquitectos contaron que tuvieron en cuenta la importancia que tiene en la cultura del pacífico el núcleo familiar, su relación con la comunidad y la educación. Así plantearon un sistema abierto, de módulos de triada que respondieran a diferentes condiciones topográficas, climáticas y culturales de la zona.
"Para nuestra oficina lo urgente era resolver la complejidad de una institución educativa en términos pedagógicos para hacerla parecer tan elemental como un juego de niños. Esta premisa de diseño depuró las variables y consiguió sacar el proyecto por un momento del terreno técnico de la arquitectura para plantearlo en términos más sensibles y al dictado de la pedagogía", explicaron.
Más abierto
En la propuesta que presentaron Hurtado y Betancur estuvo presente, también, un cambio en la concepción de los espacios pedagógicos. La idea es que fuera un espacio abierto, transparente, que permitiera el diálogo entre la comunidad, fortaleciera la diversidad y la inclusión. Diseñaron con esa idea, que creen debe ser la misma de los edificios públicos, y que según ellos "difiere mucho de los espacios educativos tradicionales que desde una visión religiosa, desarrollaban una educación privada, conservadora y estática en edificios que definidos como claustros".
El trabajo del colectivo, con oficina en Cali, contó con la colaboración de asesores. Uno, por ejemplo, les habló del aspecto sociológico, del comportamiento social, las costumbres, el vestuario, la música. Otro los empapó con el tema bioclimático, los instruyó sobre la lluvia constante, el cielo nublado, humedad, insectos, selva, suelo, detalles que tuvieron en cuenta para el armazón y los materiales.
Para ese clima idearon una estructura de hormigón sobre palafitos que evita los daños por inundaciones. La permeabilidad, la ventilación de los espacios y la transparencia la consiguen con fachadas de madera plástica creada con la Marimba, un elemento típico de esta región que además es un elemento de percusión que se acerca a los estudiantes.
La madera también es el material para las regiones Amazónica y Andina, en las que fue seleccionado el mismo proyecto, presentado por Mema Arquitectos, Balen Arquitectos, Altiplano Estudio de Arquitectura y Alejandro Quitana.
Fidel Mendoza , de Mema, manifestó que se decidieron por esta porque es un material que se puede transportar sin muchos contratiempos o incluso encontrarse en el sitio donde se construirá el plantel.
El grupo concursó con el mismo prototipo para las cuatro zonas. Se trata de una estructura básica con dos columnas, una viga y entre cada columna están los espacios con paneles que en la Amazonía podrían crearse con tejidos indígenas. Eso, y la altura de la estructura sobre el piso, crea un ambiente fresco y compatible con el medio ambiente.
Para la zona Andina el reto, dijo Mendoza, fue mayor porque es muy amplia e incluye climas diversos como el frío en Bogotá o el calor en Honda. Resolvieron el tema proponiendo paneles que pueden ser abiertos o no, con persianas o vidrios, por ejemplo.
Todos los diseños tienen en común que son proyectos sencillos, que no implican mucha inversión económica, responden bien estéticamente y son funcionales.