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HISTÓRICO
Las escuelas van por los niños
  • Las escuelas van por los niños | El programa se sostiene con donaciones de clientes del BBVA. Acompaña a los niños en su regreso a la escuela. FOTO JOHN SALDARRIAGA
    Las escuelas van por los niños | El programa se sostiene con donaciones de clientes del BBVA. Acompaña a los niños en su regreso a la escuela. FOTO JOHN SALDARRIAGA
Por JOHN SALDARRIAGA | Publicado

Como su papá y su mamá se separaron, Yoselín dejó la casa materna y su barrio, Nuevo Paraíso, en el deprimido sector de Bayunca, en Cartagena, donde había nacido y crecido, para irse de la mano de su padre a ocupar la casa de una tía, en Sabanalarga.

Un año estuvo la chica alejada de su madre, Iridia; de sus dos hermanos, y de las amigas de la escuela donde cursaba el cuarto grado y disfrutaba de los juegos, así como con las matemáticas. Angustiosos resultaron muchos días del año pasado, tratando de hacer amigos nuevos y asustada por momentos con la idea de que no volvería a estudiar.

Hasta que llegó el día de volver. Empujada por su angustia y su tedio, un día se decidió. En una de las llamadas telefónicas a su mamá, le dijo que ella quería volver a su lado, en Cartagena, y a la escuela. Los padres accedieron y Yoselín Carolina volvió a su barrio humilde, pero que para ella es un paraíso.

No tardaron en recibir la visita de promotores de un programa de la Unicef y la Secretaría de Educación Distrital que parecía diseñado para ella: La Escuela Busca al Niño. Una propuesta encaminada a encontrar a los que han desertado del colegio.

Ansias de volver
"Sí, mami. Métame, métame". Dijo feliz la chica que ahora tiene 11 años, cuando escuchó hablar a los visitantes.

Con otros 148 niños del barrio comenzó a asistir al centro comunitario, una casona vieja y con patio inmenso, que no solo alberga a los menores de este proyecto sino a muchos grupos de la comunidad donde un colectivo de psicólogas, recreacionistas, profesoras de artes plásticas y de danzas los preparaban para regresar a la escuela.

"Hemos detectado que en Cartagena, unos 16.500 niños, niñas y adolescentes han desertado de la escuela", sostiene la secretaria de Educación Distrital, Rosario Ricardo Bray. La población escolar de la capital bolivarense pasa de los 190 mil estudiantes, de los cuales 120 mil están en colegios oficiales.

El miércoles último, cuando las entidades organizadoras nos llevaron a Bayunca a ver las actividades y a hablar con alumnos y profesores, Yoselín Carolina hizo fila para que la profesora de artes escénicas la maquillara. Tenía que darle a su rostro, con pigmentos, y a su cuerpo, con vestuario, el aspecto de una ratona para actuar en El renacuajo paseador, de Rafael Pombo.

Conseguir el regreso de los niños a la escuela no es fácil, explicó Anita Pombo, decana de la facultad de Educación de la Universidad de Cartagena, encargada de realizar el proyecto.

Primero deben encontrar a los niños. Como es común el desplazamiento intraurbano, no es una tarea simple. Luego, hablar con él y sus padres para saber la causa por la cual desertó: violencia intrafamiliar, pobreza que impulsa a los padres a poner a los niños a trabajar, entre otras. Más tarde, matricularlos y convocarlos a las actividades. A veces, cuando el alumno tiene más edad de la que corresponde a su grado académico, de acuerdo con la ley, es preciso capacitarlos para que adelanten y alcancen a los chicos de su edad.

En El Pozón, otro sector de Cartagena donde la pobreza es pan de cada día, la historia de Yoselín se parece a la de Joannis, de nueve años, que vive en la calle de La Cuchara y está fascinada con las clases de artes plásticas. El jueves pintaba flores en un gran papel café pegado a la pared de la Casa de la Cultura Las Pilanderas. Paró su pintura para ir al salón central a ver una obra de teatro, realizada por compañeros suyos de La Escuela Busca al niño, que representaba el paso por la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, y la danza de un mulato adolescente, también adscrito al programa, dueño de una plasticidad de resorte.

"De aquí salgo para la casa para ver a mi hermano. Tiene 3 meses. Le hicieron una traqueotomía porque no podía respirar; ahora lo hace por un tubito".

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