Los 5.093 niños y jóvenes que sobrevivieron a su pertenencia a las guerrillas, las autodefensas y las bandas criminales confirman que el reclutamiento ilegal ha frustrado la vida de miles de personas, quienes perdieron su niñez y juventud empuñando un arma.
Ese es el número de menores de edad desvinculados de los grupos armados ilegales desde 1999, según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) que aún atiende a 447 de ellos.
Por eso la conmemoración ayer del Día Internacional contra el Reclutamiento Forzado de Niños se convirtió de nuevo en una alerta para Colombia, donde el conflicto armado y otros fenómenos de violencia convergen para que persista este delito de lesa humanidad.
"Esta práctica es una forma de esclavitud, un delito, una clara violación a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario", reclamó el director del ICBF,
Diego Molano.
Las cifras del Programa de Atención al Desmovilizado del Ministerio de Defensa confirman el flagelo y también que las Farc son el grupo ilegal que más recluta menores en el país, seguido por el Eln y las bandas criminales. De los cerca de mil desmovilizados el año pasado en el país, 264 eran menores.
Antioquia tiene más víctimas
Las autoridades indican que la guerrilla incrementó el reclutamiento para cubrir las deserciones y muertes en combate, que aumentaron en los últimos años. Los departamentos con mayor riesgo de reclutamiento forzado según la Defensoría del Pueblo son Antioquia, Meta, Caquetá, Nariño, Cauca, Chocó, Putumayo, Bolívar, Arauca, Norte de Santander y Tolima.
Antioquia es la región con más casos de menores desvinculados (572), debido a la confluencia de todos los grupos ilegales (ver gráfico). Del flagelo tampoco escapan los indígenas y afrodescendientes, en especial en Chocó y Cauca.
Con base en los testimonios de los niños y jóvenes desvinculados, se sabe que los grupos ilegales reclutan con violencia y engañan con promesas de dinero. Los que no mueren en un conflicto donde no pidieron luchar terminan con traumas, discapacitados o pasan de víctimas a victimarios.
"Mi peor recuerdo son los compañeros muertos. Siempre me dieron miedo los muertos. Cuando llega la noche presiento que alguien se me va a aparecer. Ahora sufro de esquizofrenia y tengo que estar en tratamiento por trastorno mental de por vida", relató durante un juicio un exparamilitar reclutado a los 15 años en Dabeiba.
La edad de reclutamiento también preocupa a las autoridades. Según un estudio de la Defensoría, mientras entre los años 2001-2005 el promedio fue de 13,8 años, desde 2006 el promedio se redujo a 12,5 años de edad. Hay casos extremos. Según el ICBF, de los 5.093 menores que ha atendido, tres fueron vinculados a la guerrilla a los nueve años.
El asedio a los niños ha llegado a tal extremo, que la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos denunció en 2012 "la constancia de que en algunos departamentos las Farc llevan un censo de menores para reclutarlos. Amenazaron con hacerlo en 121 municipios de 22 departamentos". A finales del año pasado se denunció el caso de 13 escolares plagiados en veredas de Puerto Guzmán (Putumayo).
Otra tarea pendiente en la lucha contra este flagelo es la judicialización de los responsables. El año pasado
Freddy Rendón Herrera, alias "el Alemán" se convirtió en el primer jefe paramilitar condenado (8 años) por este delito.
Ayer se conoció otra condena de 23 años a
Elda Neyis Mosquera, alias "Karina", por el homicidio del campesino
Ernesto Tabares en 2003. Fue asesinado por las Farc por oponerse al reclutamiento de su hijo. Su cadáver fue lanzado al río Samaná.