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La palabra no es mini. Es micro. A estos carros les cabe, perfecto, el diminutivo. Aunque el cariño de los dueños es tan grande como el de aquel tiene un carro clásico de tamaño normal.
Los microcarros fueron los protagonistas del Desfile de Autos Clásicos y Antiguos y fueron de los primeros que aparecieron en el recorrido. Uno tras otro, para que se vieran de frente, de lado, por detrás. Para que se pudiera comparar: de la calle necesitaban dos metros, si acaso.
Juan Carlos Delgado compró su microcarro en diciembre porque le gustan los clásicos. Lo quería especial: con puertas contrarias, es decir, que no abren hacia atrás sino hacia adelante, por el lado de la cabrilla y no del cinturón de seguridad. Llegó de Bogotá. Era su primera vez. "Es un modelo 61, de los más antiguos, hablando de los topolinos, como son conocidos acá. Este es el Fiat 600 italiano. Nosotros lo usamos como un carro normal. Cualquier día de la semana". Iba con pinta de hippie, para contrastar con el azul de su pequeño de cuatro ruedas.
Andrés Correa, en cambio, tiene su carro hace doce años. Siempre se quedaba con las ganas de participar, hasta esta vez, en la que su clásico cabía perfecto: también es un microcarro. "Es un Austin inglés 1954, coupé, motor de 800 cc. Hace 20 días empezamos la tarea de hacerle todos los arreglos" y de pensar los detalles. No iban a salir de cualquier manera. "Recreamos un día de campo de los años 50", precisó Sandra Betancur, la esposa.
Muchos hicieron lo mismo que ellos. Vestirse de acuerdo a la época del carro. Que se sienta que el auto los devolvió en el tiempo. Había familias completas con sus trajes e, incluso, un bebé se llevó las miradas: traje de los 60 y chupo en la boca.
"Este es el día más bueno de la Feria de las Flores, porque es un desfile muy bonito y tradicional. Nosotros buscamos que el atuendo sea parecido a la época del carro", contó Bertha Zuluaga, quien iba con su esposo Miguel Castaño, en un deportivo modelo 53.
Porque no solo los micro emocionaron. Cada carro tiene su encanto. A cada uno lo cuidaron, le quitaron los rayones. A cada uno lo soñaron en ese desfile.
Ruppert Stebbings estaba con sus hijos, su esposa y su Triumph Spitfire 1975. "Es de Inglaterra, como yo, pero este modelo es americano". Un carro deportivo, pequeño (no microcarro), con el que sale los domingos a pasear. Estaba listo para los más de 20 kilómetros del desfile, incluso con plan B: "si tengo un problema, llamo al mecánico".
El reporte fue de unos 40 carros varados por recalentamiento. Así que a algunos les tocó ayudar a empujar. Lo demás fue diversión, saludos, algo de lluvia, y un desfile en más de 800 ruedas.