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Sigue la advertencia de las Farc a los campesinos para que no transiten de noche por los caminos veredales de Briceño. La amenaza no es asunto vano, una mina antipersonal le quitó la vida hace semana a un muchacho y ocasionó el destierro de las familias de los dos jóvenes que escaparon a la trampa mortal.
Ocurrió a las 8:00 p.m. del 13 de enero, cuando tres adolescentes se dirigían a pie a sus casas en la vereda La Calera. La oscuridad impidió advertir el peligro en el camino y el más joven de ellos, de 15 años, pisó el artefacto que estalló con todo su poder y le quitó la vida. Sus primos, ambos de 17 años, resultaron heridos por esquirlas.
En lo que va de 2013 una persona murió y cuatro resultaron heridas en episodios con estos artefactos en Antioquia, Cauca y Putumayo, lo que evidencia que las minas siguen siendo una amenaza para los niños que habitan en las zonas rurales.
Así lo reconoce el director del Programa Presidencial para la Acción Integral contra Minas Antipersonal (Paicma), Daniel Ávila Camacho, al advertir que desde el 2012 hay un incremento de las víctimas civiles y menores de edad, a pesar de la reducción de los accidentes en los últimos años.
Del total de 479 víctimas durante el 2012 (221 civiles y 258 militares), 65 de los civiles fueron menores y una veintena de ellos fallecieron. En 2011 fueron 44 menores afectados por estos artefactos, de 549 víctimas, entre civiles y miembros de la Fuerza Pública.
"Las campañas preventivas y de comportamientos seguros y acciones como el desminado humanitario en zonas de conflicto han reducido los casos, pero la afectación a menores aumentó y nos acercamos a las mil víctimas entre niños y jóvenes desde 1990. Ya son 997 los menores afectados, entre muertos y heridos", denunció Ávila.
Campos minados
Los habitantes de Briceño cuentan con tristeza que los tres jóvenes pagaron el precio de desafiar la amenaza del frente 36 de las Farc, de no caminar por esa zona rural entre las seis de la tarde y el amanecer del día siguiente.
La mina no solo segó la vida del adolescente que cursaba séptimo grado, sino que días después las familias de los jóvenes sobrevivientes se desplazaron de la vereda por amenazas de la guerrilla. El secretario de Gobierno de Briceño, Sergio Alexis Londoño, sostiene que la "llegada de tropas del Ejército, en diciembre pasado, provocó que la guerrilla minara esa zona rural del corregimiento Pueblo Nuevo para impedir el avance de los militares, que buscan asegurar la zona aledaña a la obra de Hidroituango".
Ocho días después, el 20 de enero, la explosión se repitió en otro extremo del país, pero de nuevo la peor parte fue para una persona inocente. Una joven de 17 años, embarazada, caminaba por una vereda en Puerto Asís (Putumayo) y pisó una mina que le amputó sus dos piernas. Sobrevivió, pero permanece grave y no se descarta problemas en la gestación del bebé.
En Caldono (Cauca) un niño de 10 años resultó herido la semana pasada. Según el dictamen médico tiene esquirlas, quemaduras en tórax y perdió el ojo derecho.
Fuentes militares y el director de la Campaña Colombiana Contra las Minas, Álvaro Jiménez, coinciden en que una de las causas del aumento de víctimas menores de edad es que la guerrilla incrementó la instalación de minas ante la ofensiva militar para proteger campamentos, laboratorios y cultivos de coca.
Jiménez, quien cuestiona la erradicación por parte de civiles, insiste en que mientras persista el conflicto las minas seguirán sumando más víctimas inocentes. "Por eso urge que en la mesa de negociación se comprometa a las Farc a colaborar con el desminado de las zonas donde tienen o tuvieron presencia". Su preocupación cobra validez con el promedio de más de una víctima que dejan a diario las minas en el país.