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Aceptar retos, globalizar la ciudad, poner a prueba su capacidad, proyectarla, aprovechar su infraestructura y ratificarle al mundo que acá también se construye sociedad a partir del deporte, fueron las razones de la dirigencia para decirle sí a la precandidatura de Medellín a los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018.
Los escenarios construidos para los pasados Juegos Suramericanos y la inversión que se le hizo al estadio Atanasio Girardot para el Mundial Juvenil de fútbol hicieron que el alcalde Alonso Salazar emprendiera esta aventura, que arrancará con la presentación local este lunes, seguirá con la inscripción en Lausana (Suiza) el 2 de noviembre y debe culminar en mayo de 2013 con el añorado visto bueno.
¿Cuánto habría que invertir para que este sueño se les haga realidad a los medellinenses? La respuesta la entregó la dirigente Alicia Vargas, quien al igual que en los Juegos y el Mundial, tiene la misión de liderar el proyecto.
Ella asegura que no será tanto como la gente cree, porque utilizarían los mismos escenarios de los Suramericanos, ya que los únicos deportes nuevos serían rugby y golf. Para el primero cuentan con la Unidad Deportiva de Castilla y las competencias del segundo se pueden hacer en los clubes.
Lo que sí hay que construir, confesó Vargas, es una villa olímpica para albergar cerca de 5.000 personas. "Y sería una obra parecida a la de los Juegos para poder destinarla, después, a viviendas que se le puedan vender a la comunidad".
La competencia
Para que Medellín sea la "casa" de los 3.500 atletas (entre 14 y 18 años) provenientes de 205 países, para intervenir en 28 disciplinas, tendrá que competir con diez países.
Entre las ciudades interesadas están Buenos Aires, Argentina; Toulouse, Francia; Palma de Mallorca, España, y Monterrey, México.
Esta vez tampoco será fácil y la lucha parece más dura por las pretensiones de urbes más desarrolladas, pero el legado que dejaron los pasados eventos deportivos y la aceptación entre la sociedad internacional les hacen pensar a los líderes locales que Medellín tiene con qué dar la pelea e ilusionarse para alcanzar su primer sueño olímpico y seguir transformándose culturalmente.