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Si alguna vez se ha imaginado el paraíso es muy posible que en la Riviera Nayarit, en México, pueda contemplarlo. El atardecer rojo, el azul profundo del océano Pacífico, las aves exóticas, el salto de las ballenas jorobadas y el paisaje de las montañas son lo que un turista puede encontrar a lo largo de 307 kilómetros de este corredor turístico, para muchos desconocido.
El paisaje podría colmar las expectativas de cualquier viajero ávido de descanso y de un encuentro placentero con la naturaleza. Sin embargo, lo impresionante de este pedacito de México es que combina la magia natural con el lujo que construye el hombre y se traduce en imponentes hoteles, resort con campos de golf y villas privadas.
Pero además, este desarrollo turístico se ha planteado desde la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental. "No en vano, de 15 playas limpias que tiene el país, seis de ellas están aquí", explica Richard Zarkin, gerente de Relaciones Públicas de la Oficina de Visitantes y Convenciones de la Riviera Nayarit.
Ese cuidado tiene razón de ser: en ese paraíso escondido, existen siete reservas naturales y en ellas habita toda clase de flora y fauna. La reina es la tortuga marina: cuatro especies protegidas usan la costa de Nayarit como su sitio de anidación.
Este destino tiene varios imperdibles. Uno de ellos es el viaje en lancha a las Islas Marías y las Islas Marietas, ambas declaradas por la Unesco como Reservas de la Biósfera. Y si está en la temporada de migración de ballenas (noviembre-marzo), en Bahía de Banderas podrá observarlas.
También hay espacio para el arte y la cultura: el tour por pueblos pesqueros como San Francisco, Bucerías, Sayulita o La Cruz de Huanacaxtle le permitirá sumergirse en los colores y en la magia del tejido de los huicholos y gozar de la comida mexicana, las muestras en galerías y mercados de las pulgas.
Desde Colombia es posible acceder a este destino mediante cuatro operadores, que ofrecen planes con todo incluido o plan europeo, con paquetes entre 900 y 5.400 dólares, según el hotel.
"Este lugar es mágico, combina lo auténtico de la cultura mexicana con la montaña y la playa. Por eso es como el paraíso", dice Laura Gómez, empleada de Four Seasons.