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HISTÓRICO
Ortega y su historia contra las guerrillas
  • No más de 10 casas, de las 15 construidas, están habitadas en el casco urbano de Ortega. El resto de las 400 familias de Dinde y Ortega están en las 14 veredas. El comentario es que "hay más niños que granos de café".
    No más de 10 casas, de las 15 construidas, están habitadas en el casco urbano de Ortega. El resto de las 400 familias de Dinde y Ortega están en las 14 veredas. El comentario es que "hay más niños que granos de café".
  • Hasta mayo pasado, los ortegueños no tenían vía de acceso al pueblo. La carretera llegaba solo al corregimiento Dinde y de ahí tocaba caminar dos ó tres horas. En las obras se han invertido cerca de 700 millones de pesos.
    Hasta mayo pasado, los ortegueños no tenían vía de acceso al pueblo. La carretera llegaba solo al corregimiento Dinde y de ahí tocaba caminar dos ó tres horas. En las obras se han invertido cerca de 700 millones de pesos.
  • En Ortega la gente está construyendo o reparando sus casas.
    En Ortega la gente está construyendo o reparando sus casas.

  • Los Campesinos están satisfechos con acciones del Gobierno Nacional.
  • Durante años se defendieron de frentes guerrilleros con escopetas .
  • El primer año del desarme de 159 campesinos de Ortega (Cauca).
Por
Glemis Mogollón V.
Enviada especial Ortega (Cauca)

Veintidós kilómetros de carretera nueva en tierra rojiza que, en épocas de lluvia, pone a patinar carros y mulas, es la prueba que más se nota del primer año de la desmovilización de las Autodefensas Campesinas de Ortega, corregimiento de Cajibío, en Cauca.

Pocos sabían de la existencia del grupo de labriegos que durante años y sin pertenecer a las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), se defendieron del Eln y las Farc. Por eso, cuando a principios de 2003, varios líderes de Ortega fueron a Bogotá a hablar con el alto comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, éste -por cautela- les dijo que primero iba a averiguar quiénes eran.

"Es que realmente como grupo armado no existíamos, sino que a la hora de defendernos de la guerrilla, cogíamos las escopetas, nos uníamos y se armaba la plomacera. Nosotros no fuimos autodefensas de cultivar coca", cuenta Lisardo Becoche, líder de Ortega, de las épocas en que ocasionalmente se quitaba el traje de campesino para vestir de camuflado y hacer rondas por el corregimiento.

Después de que Restrepo comprobó que no mentían, de varios meses de negociación y a los pocos días del desarme del Bloque Cacique Nutibara, en Medellín, la apertura de la vía al corregimiento quedó consignada el 7 de diciembre de 2003 como uno de los puntos del acuerdo entre el Gobierno Nacional y los 159 miembros (hombres y mujeres) de las Autodefensas Campesinas de Ortega.

Y el 14 de mayo de este año, a las 10:30 a.m., las llantas de un Toyota blanco, con placas JRJ-1392, conducido por el ingeniero Fabio Sánchez, fueron las primeras en pisar tierra ortegueña. "La gente hizo fiesta", cuenta Becoche.

Casi con igual alegría habla de la presencia de la fuerza pública en la zona, que fue otro de los puntos gruesos de la negociación, de la construcción de dos ruedas Pelton que llevarán, también por primera vez, energía eléctrica al pueblo, y de las garantías jurídicas que dejaron a los habitantes de Ortega con un pasado judicial limpio. Y aunque los proyectos productivos ya empezaron a marchar, los frutos todavía no se ven.

El pasado de guerra
"Entre nosotros no hay ningún arrepentido de la desmovilización... La valentía se ve cuando uno está desarmado", dice Becoche para recordar los días en que los ortegueños cavaban túneles de hasta 500 metros para esconder a los niños en los tiroteos y para tener un buen sitio para dispararles.

Los túneles fueron una de las muchas estrategias que los campesinos se idearon para no dejarse intimidar de los frentes 6, 8 y de la columna Jacobo Arenas de las Farc, y del frente Lucho Quintero, del Eln.

Pero en octubre de 2000, cuando esperaban una comisión del Ejército y la Fiscalía para el levantamiento de tres hombres (un anciano y dos enfermos mentales), muertos antes por las Farc, fue ese grupo guerrillero el que llegó a la región. Diez muertos y 45 casas quemadas dejó el recorrido que hizo por las veredas.

"De 1982 a 1986 casi todos construimos túneles para defendernos, pero les perdimos la confianza cuando nos quemaron las casas", refiere Noris Bechené, una campesina menuda, de 45 años, que ha vivido en medio de la guerra porque las autodefensas de Ortega la empezaron los campesinos para defenderse de la delincuencia y de brotes de violencia en los años 60.

Lisardo, hoy de 32 años, recuerda que cuando tenía nueve ya escuchaba hablar a sus padres de defenderse de la guerrilla.

Y hacia 1999, las autodefensas de Ortega fueron más atrevidas y llegaron hasta el corregimiento El Carmelo, en la vía que va a Cajibío, donde la guerrilla vivía y andaba como Pedro por su casa, pero que ahora es una base permanente del Ejército.

"Les quemamos como 25 carros que ellos usaban para ir por toda la zona... Y vea que un día los cogimos en un cañón que no conocían y de un grupo de 30, apenas dos quedaron vivos", asegura el líder de Ortega.

Noris no lo desmiente y comenta que a pesar de que no usaban fusiles (hace un año entregaron 63 escopetas y cuatro fusiles), a la guerrilla nunca le iba bien cuando llegaba a Ortega. "Nosotros éramos como gorgojos ante unos gigantes, pero lo único que nos interesaba era sacar a la guerrilla de acá, mantenerlos a raya".

En esos días y ahora, cuando la guerrilla se mantiene más por los lados de Morales, "lejos, pero no acabada", según palabras de Lisardo, en Ortega saben que las Farc los llaman lambones "porque estando armados no atacan al Estado ni participan en paros".

Peor el remedio
Pero más que victorias sobre la insurgencia, en Ortega sienten que fue mucho lo que perdieron en la confrontación con las guerrillas y, luego con la llegada de los combatientes de las Auc, enviados por Carlos Castaño.

"Después de lo de 2000, cuando mataron tanta gente y nos quemaron las casas, apareció la gente de Castaño ofreciendo respaldo y nosotros pensamos que esa era la salida, pero resultó peor el remedio que la enfermedad", acepta Lisardo del trato que llegó a tener con el otro tipo de autodefensas.

Hay gente en Cauca que le achaca a la gente de Ortega la masacre en Larejoya pero, según Lisardo, eso fue obra de las Auc. "Antes allá nos mataron a gente que nos ayudaba a buscar guerrilleros".

Lo que sí no niega es que unos 10 jóvenes del corregimiento se marcharon con las otras autodefensas.

"Los huérfanos de la masacre de la guerrilla se fueron con ellos (Auc) porque les ofrecieron pago. Algunos están presos, tres están desaparecidos y dos están enterrados en Popayán".

Después de eso, aseguran Noris y Lisardo, cuando se dieron cuenta de que las autodefensas de Castaño y las de Ortega no se iban a entender, los primeros se alejaron y ellos volvieron a responsabilizarse de la defensa del pueblo.

Fe en el Estado
En esas estaban cuando decidieron aparecerse en Bogotá en el Ministerio del Interior y la Oficina del Alto Comisionado.

La nueva vía, la energía que pronto llegará, la vigilancia del Ejército y los proyectos productivos están haciendo el milagro que la gente de Ortega crea, por primera vez, en el Estado.

No se miran a sí mismos como desmovilizados sino que ahora son campesinos desarmados que se ocupan de los proyectos de 16 instituciones oficiales y no oficiales que están apoyando el proceso.

Julián Restrepo, de la Corporación para el Desarrollo y la Paz para el Valle del Cauca (Vallenpaz), cuenta que se creó un comité para coordinar el trabajo de instituciones como la Alcaldía, Incoder, el Sena y la Organización Internacional de Migraciones. "El objetivo es desarrollar un proyecto integral, con atención sicoafectiva, fortalecimiento de proyectos productivos y reconstrucción del tejido social".

"Al principio nos sentimos aturdidos con tanta institución. Es como cuando uno no ha tenido nada y le entran un frasco lleno de cosas.

No sabíamos cómo cogerlo. Vamos aprendiendo", dice Lisardo, el campesino que dejó de ser autodefensa pero que sigue diciendo que "ortegueño que se respete no gusta de la guerrilla".

Inversión se acerca a $3.000 millones
El alcalde de Cajibío, Absalón Charo, dijo que a un año del desarme en Ortega, el balance es positivo, pues el Gobierno ha cumplido con un alto porcentaje de los compromisos. "A la vía solo le faltan las obras de afirmado". Allí se han invertido cerca de 700 millones de pesos, con recursos locales, de la Nación y de la OIM, y en todo el proceso la cifra llega a los 3.000 millones, mucho para un municipio con un presupuesto anual de 5.000 millones. Charo cuenta que como la atención se la está llevando Ortega, campesinos de los otros 12 corregimientos le están exigiendo más inversión.

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