El décimo sexto ciclo de las negociaciones entre el Gobierno y las Farc se inicia en Cuba con más tensiones por el ritmo lento del proceso, otros señalamientos mutuos por un año con un solo acuerdo en la agenda y la certeza de que los diálogos se extenderán más allá de 2013.
Aunque el Gobierno, amplios sectores políticos y sociales reclaman mayor rapidez a la mesa de negociaciones, lograr un acuerdo de paz antes de un año está en contra de la historia reciente de los conflictos en el mundo (ver gráfico).
Así lo plantea el español
Vicenç Fisas, director de la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona. "Un análisis de 25 procesos de paz, algunos finalizados y otros todavía abiertos, permite constatar que un ciclo de negociaciones dura varios años, y que es muy infrecuente procesos que duren menos de dos años".
Además, "la presión política y mediática para que la negociación Gobierno-Farc termine en un año o año y medio va en contra de lo que es habitual. Una negociación puede durar perfectamente dos, tres o cuatro años y abarcar dos o más períodos presidenciales".
Las conclusiones de Fisas coinciden con analistas colombianos, quienes consideran que, como mínimo, el proceso de paz requiere un año más de plazo. La evidencia es que en 12 meses de conversaciones solo existe un acuerdo parcial sobre el primer tema de la agenda: tierras y desarrollo agrario.
Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, enfatiza que ese primer logro se concretó tras seis meses de discusiones. "Hay dificultades y tensiones normales en una negociación compleja, por ejemplo, en los temas jurídicos y la refrendación de posibles acuerdos".
En cuanto a los plazos, considera que, sin ser indefinidos, el diálogo requiere tiempos razonables. Faltan temas sensibles por abordar como la participación política, las víctimas, el fin del conflicto, la solución a los cultivos ilícitos y la refrendación si se logra un acuerdo de paz definitivo.
Otro ciclo con tensiones
El acuerdo sobre el segundo tema de la agenda sobre participación política es el fin del décimo sexto ciclo de los diálogos de paz que comienza hoy en La Habana (Cuba).
Al Palacio de las convenciones llegan los equipos negociadores con nuevas tensiones y señalamientos mutuos.
Mientras el Gobierno informaba ayer la continuidad, el jefe máximo de las Farc, alias "Timochenko", insistía en culpar al Gobierno y al interés reeleccionista del presidente
Santos del ritmo lento. "A pocos meses de terminar su mandato, abocado a la necesidad de mostrar resultados que justifiquen su reelección, el presidente Santos observa con angustia que sus planes militares de exterminio contra las Farc fracasaron. Y que las Farc tampoco aceptan someterse en la mesa como soñaba".
La reacción de "Timochenko" revela que ademas de los temas sensibles de la agenda, la polarización en el país por la contienda electoral que se avecina empieza a pesar en la mesa de negociación. De allí el respaldo o el rechazo expresados por analistas y dirigentes políticos a la posibilidad de suspender los diálogos en época de elecciones.
Ayer, antes de viajar a Cuba, el jefe negociador,
Humberto de la Calle, aseguró que el Presidente está evaluando la marcha del proceso y que "el propósito de este ciclo es avanzar en resultados".
La prolongación de los diálogos, sin avances visibles, divide a los colombianos entre el apoyo y el rechazo a dialogar con la guerrilla. Una consecuencia fue la caída de la popularidad del presidente Santos.