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No se escuchó un solo aplauso. Ellos gritaron, nosotros lloramos. Pero pocos celebraron la elección de Buenos Aires por encima de Medellín como la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud del 2018.
Los argentinos, de corbata celeste y que apenas ocupaban una docena de butacas en el salón, gritaron a todo pulmón. Ni ellos la esperaban. “Una sorpresa, pero sabíamos que hubo un buen trabajo”, dijo uno de sus delegados, Agustín Pichot.
En Medellín, algunas lágrimas. De los que viajaron a última hora, como el presidente Juan Manuel Santos, que no aguantó y con los ojos llorosos dio su parte: “es un día en el que lo dimos todo, pero como en toda competencia, a veces se gana, a veces se pierde, y esta vez no fuimos nosotros”.
En Lausana, por primera vez, los 88 miembros votantes del Comité Olímpico Internacional conocieron de su fuente directa, los detalles de cada una de las candidaturas. Y así se tomó la decisión de Buenos Aires.
Los 115 miembros tuvieron el dossier en las manos hace un par de meses, pero ante la prohibición del COI de hacer lobby o de llevar a los integrantes a las ciudades, la elección quedaba entre el trabajo en que podían hacer sus pares y en la presentación, que cumple la misma función del discurso de cierre de campaña. “Esto te deja muchas dudas de cómo se manejan las votaciones en el movimiento olímpico. Es un sabor amargo, porque sabemos que en los pasillos se tiene más peso que en las propuestas, y así son las condiciones”, sostiene Baltazar Medina, presidente del COC y uno de los más críticos con el resultado.
Los números siempre favorecieron a Buenos Aires. En la primera vuelta, sacaron 40 votos por 32 de Medellín, dejando a Glasgow eliminada con 13.
En la segunda ronda, nueve de esos votos británicos se fueron para Buenos Aires, mientras que solo tres estuvieron en la opción nacional. Solo 88 miembros votaron, pues varios no estuvieron en la reunión, y 5 estaban inhabilitados por ser parte de los países en disputa.
A Medellín le faltaron 6 miembros en su rebaño para tener la sede juvenil (hubiera llegado a 45 votos por 43 de Buenos Aires). “Fue una gran contrincante, fue muy grande su proyecto y su desarrollo en los últimos años”, explicó Gerardo Werthein, el presidente del COA.
Para algunos asistentes a la asamblea, el mejor proyecto era el de Medellín. Pero, como en el fútbol, no siempre el que mejor juega se queda con la victoria. Esta vez fue Argentina que ha tenido un año lleno de satisfacciones, empezando por la elección del Papa, Messi, el mejor del mundo, y el primer lugar de la Selección en el Premundial.
¿Insistirá en pedir los Juegos de la Juventud?
Sin los Juegos Olímpicos de la Juventud, Medellín tiene una infraestructura deportiva digna de cualquier evento deportivo de gran magnitud. Entonces la pregunta es evidente, ¿a qué más aspirar? Y aún más, ¿insistirá en pedir los Olímpicos de la Juventud?
La ciudad ya fue sede de los Juegos Suramericanos, por lo que hacer unos Bolivarianos no se ve en el proyecto, al ser de menor magnitud, mientras que los Centroamericanos y del Caribe ya se tuvieron en 1979.
Los Juegos Panamericanos, a los que aspiró en 2003, serían el paso a seguir. Pero para las justas de 2019 ya están las ciudades aspirantes (Santiago de Chile, San Luis en Argentina, Lima y la región de Bolívar en Venezuela). Por eso, si Medellín las pretende solo sería hasta 2023, dentro de 10 años.
Andrés Botero, quien ha adelantado las aspiraciones colombianas durante los últimos 16 años, sabe que no es momento de lanzar expectativas tempranas. “Por ahora no hay que pensar en eso. Debemos descansar y renovar las energías, pero hoy no tengo la cabeza puesta en otro proyecto”, sostuvo el miembro del COI y director de Coldeportes. Lo cierto es que de acá a 2023 mucho deterioro puede pasar en Medellín, y los eventos ganados hasta hoy, como el Mundial de BMX de 2016, la Copa Mundo de arco, o el Panamericano Juvenil de atletismo de este año, tendrán un acomodo ya en la historia.
Ni siquiera sabe si insistirán en solicitar los Olímpicos ya sea con Medellín u otra ciudad.
Para David Mora, gerente del Inder, “la transformación que estamos realizando en la ciudad nos da para pensar en grandes cosas. Hoy estamos siendo potencia regional, y pretendemos serlo mundial. Tenemos una gran oportunidad con los escenarios, y no vamos a parar, porque estamos en un momento importante”.