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El acompañamiento por más de 20 años a líderes y campesinos que reclaman tierras de las que fueron despojados, es la bandera que llevó a las fundaciones Forjando Futuros y Tierra y Vida a recibir el Premio Nacional de Paz.
Gerardo Vega, director de Forjando Futuros, y Carmen Palencia, de Tierra y Vida, hablaron con este diario sobre la restitución, la falta de seguridad para los reclamantes -aceptada por el Gobierno- y la poca celeridad en la justicia.
Sus posiciones han reñido no pocas veces con las de algunos empresarios y finqueros de la región de Urabá que ven en ellos figuras faltas de imparcialidad y que cuestionan el papel de estas organizaciones en la zona. Ellos niegan esos señalamientos y ahora alcanzan este premio. Esta es su visión.
¿Cómo y por qué obtienen el Premio nacional de Paz?
GV:"Lo que reconoce este premio es un acumulado de 20 años de trabajo por el tema de tierras. En cabeza de Carmen Palencia, hoy presidenta de Tierra y Vida, y en el mío propio de la fundación Forjando Futuros. Un trabajo desde 1991, ella como líder social en el barrio Obrero o La Chinita de Apartadó, que tenía 107 hectáreas. Yo como abogado de ese grupo, compañero para la legalización y formalización de 107 hectáreas del casco urbano, la invasión más grande que tuvo el país. Hoy allá hay 35.000 personas, 5.500 familias, aproximadamente. Carmen ayudó en la construcción de las Juntas de Acción Comunal y yo hice las oposiciones para que las personas no fueran desalojadas. Trabajamos en esa legalización y duró casi 9 años".
¿Se vuelven visibles al mostrar la de tierras como problemática nacional?
CP: "Primero fue el despojo que empezó en Montería, llegó a Valencia, a Pueblo Bello y de ahí a Urabá, se focalizaron más en Turbo, y de ahí replicaron el modelo en el país. Con Gerardo empezamos otra vez una batalla por la tierra y a visibilizar la magnitud del daño contra la población. No solo había pasado en Urabá sino en el país".
¿Cuál fue el mayor logro?
"Hacer visible el despojo de tierras en Colombia partiendo de Urabá. Se pagaron precios muy altos. Posicionamos el tema del despojo en el país. Impulsar una ley y hacer incidencia para que se aprobara la Ley de Restitución de Tierras".
¿Cuáles grandes denuncias han logrado hacer?
"Empezamos a denunciar lo que hacía Chiquita Brand en Urabá financiando paramilitares, aportando tres centavos de dólar por caja de banano exportada. Nos dimos cuenta de que no solo Chiquita aportaba... Bananeros, comerciantes, ganaderos y que a los productores de plátano también nos sacaban esa vacuna pero no lo sabíamos".
¿Las rutas de acción que propusieron son un logro?
"Definimos cuatro rutas aún aplicables: restitución directa cuando los títulos estaban a nombre de las víctimas. Cancelación de títulos fraudulentos cuando el título fue cedido a un testaferro o un tercero, retornos para las tierras abandonadas y la ruta administrativa cuando las tierras eran de la nación".
¿Y la seguridad para organizaciones y representantes de las víctimas?
"El tema es delicado. Todo es nuevo en esta política pública. La unidad le pone su esfuerzo a la protección pero la falta de resultados de la Fiscalía termina en impunidad. Los despojadores financian a los paramilitares o bacrim".