Para presentar a
Juan Manuel Santos como un candidato presidencial cercano, afable, casi que como un "parcero", sus genios publicitarios instalaron unas vallas que en lugar de usar términos coloquiales, pasan a la vulgaridad y al irrespeto con la ciudadanía.
Es posible que los asesores de imagen de Santos hayan pisado poco las regiones del país. Seguramente formados en las mejores escuelas del exterior, no saben, sin embargo, las diferencias culturales y terminológicas en el interior de Colombia. Porque entre una canción de Juanes y un eslogan presidencial, hay un abismo.