Dicen que las nuevas monedas de 500 y de 1000 pesos resultaron tan bonitas que la gente las está guardando. Marranitos llenos de monedas para los hijos y para los nietos tienen al comercio viéndose a gatas para poder devolver, sobre todo en pequeñas compras cuya cuantía es la propia de las transacciones del día a día de los colombianos. El Banco de la República mandó a acuñar más monedas, aquí y en el exterior. Pero mientras tanto, la gente tiene que oír el consabido "no hay devuelta, dejémoslo así", porque el redondeo es casi siempre en contra de quien compra.