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El Ejecutivo de Estados Unidos mantiene su postura de tratar directamente con cada país y por canales diplomáticos los señalamientos de espionaje que, según información divulgada ayer por el diario brasileño O Globo, incluyó a Colombia entre los objetivos vigilados por la inteligencia de ese país.
Este diario contactó a la Cancillería colombiana que, al cierre de esta edición, no se había pronunciado, a pesar de que cada vez son más las voces de gobiernos que se levantan para pedir explicaciones a E.U., y a que los efectos diplomáticos de este impasse siguen creciendo.
"En estos casos, los Estados deben exigir un tipo de explicación, y es normal que estas se den en forma diplomática, sin ventilarlas públicamente", explicó el profesor de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Andrés Molano.
Efectivamente, desde que inició el escándalo, el pasado 6 de junio, la respuesta permanece inmodificable: E.U. no discute públicamente las acusaciones, y la información recogida no difiere de la que es captada por cualquier otro país, según los comunicados emitidos por la oficina del director nacional de inteligencia, James Clapper.
De hecho, la Casa Blanca va más allá, y en lugar de tratar de calmar los ánimos caldeados amenaza con represalias contra quien refugie al informante, una postura que apoyan ambos partidos mientras Bolivia, Nicaragua y Venezuela esperan una respuesta del exagente de la CIA, Edward Snowden, al ofrecimiento de asilo político.
"Es evidente que una aceptación de Snowden de algún país, cualquiera de estos tres u otro, va a ponerlos directamente en contra de E.U.", dijo a NBC el senador demócrata Robert Menendez, secundado por el republicano Mike Rogers.
Latinoamérica
Colombia aparece en dos gráficos, publicados por O Globo y basados en información filtrada por Snowden, que muestran a los países cuyos datos fueron rastreados por E.U. y a aquellos infiltrados por el programa X-Keyscore, que detecta la presencia de extranjeros según el idioma usado en correos y llamadas.
Ese diario aseguró que Brasilia fue sede de una de las 16 bases de espionaje que la inteligencia de E.U. tenía en todo el mundo, y que operó, a través de satélites, al menos hasta 2012.
El canciller brasileño, Antonio Patriota, dijo ayer que pidió explicaciones a E.U. sobre el asunto y que el Gobierno de Dilma Rousseff recibió con "grave preocupación" la noticia de el espionaje a ciudadanos brasileños.