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El smart grid es el nombre comercial que se le da a la evolución tecnológica de las redes eléctricas que, tratando de cumplir las exigencias de los usuarios y dando una mayor participación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), se convierten en redes inteligentes que facilitan el trabajo de generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica.
Antes y ahora
En una red tradicional, los flujos de energía y de información han sido unidireccionales, donde la energía va de la empresa al usuario, y la información del usuario a la empresa, así, la prestadora del servicio sabe cuánto consume el usuario, pero este no tiene idea de cuánta capacidad de energía tiene, ni cuál es la estipulación de precios.
En una red inteligente o smart grid, la característica más interesante es que los flujos de energía y de comunicación son en ambos sentidos y en tiempo real. Un usuario podría saber cuál es el precio de la energía y la empresa sabría cuánto está consumiendo a cada momento y no solo al final del mes cuando se hace la lectura del medidor.
Según explica Rubén Darío Cruz, director de innovación del Cidet (Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico), una de las primeras acciones que se hace para la implementación de las TIC en las smart grid es la incorporación de la medición inteligente. Los medidores, usualmente, no se comunican con la empresa sino que hay que enviar a alguien a revisarlos. Con esta medición inteligente, la comunicación no solo es en tiempo real con la empresa, sino que se puede controlar cómo va el consumo del usuario, además, permite la rápida conexión o desconexión de los usuarios y otras opciones como la programación del consumo.
Uno de los casos más simples es el del medidor prepago. Para muchos hogares programar el consumo les brinda posibilidades que antes no tenían, como poder consumir la energía que realmente requieren y no andar en desconexión por falta de pago. A partir de este ejemplo se generan muchas más opciones para los usuarios, desde los estratos 1, 2 y 3 hasta los más altos, que tengan demandas diferentes como la programación de la iluminación interior y exterior, o del aire acondicionado, entre otras.
Dónde funciona
Esta tecnología ya está funcionando en el mundo, con diversos niveles de desarrollo. En Colombia han avanzado pilotos, por ejemplo, según dice Cruz, en Medellín la medición prepago es una realidad, además, EPM ha venido avanzando con pilotos para probar la tecnología y recibir retroalimentación de los usuarios con respecto a medición inteligente y medición inteligente integrada (de agua, gas y electricidad).
En otras regiones del país, motivados por un nivel mayor de pérdidas, en especial por robo de energía, como el Valle, Emcali, Epsa, la Costa, Electricaribe, han sido más agresivos con los proyectos y sus pilotos son más grandes en cuanto a medición inteligente. En este sentido, avanzan más rápido quienes tienen mayores pérdidas. Luego, quienes buscan mayores niveles de confiabilidad, explorando la tecnología para avanzar hasta lograr más eficiencia.
Muchas de estas soluciones requieren un marco regulatorio que avanza más lento. En el país empresas que han ido madurando se agrupan en una iniciativa como Colombia Inteligente, que comparte información y estudia experiencias internacionales.
Gobierno vs. usuarios
Hasta ahora, cada empresa, de acuerdo con sus necesidades, está implementando sus proyectos piloto, debido, justamente, a que no existe un marco regulatorio que controle y oriente este tipo de servicio tecnológico.
El Gobierno tiene un papel muy importante, estableciendo no solo las reglas, sino incentivos y metas, por ejemplo, un fondo o fomento para el uso de tecnologías inteligentes para atención de los estratos más vulnerables, o incentivos arancelarios a la tecnología, promoción del uso de tecnología inteligente para conexión a personas no interconectadas, entre otros.
Un estudio reciente que se hizo de precios de la energía, arrojó como resultado que estos valores podían estar un poco altos, comparados con el valor real, estos resultados dictan acciones de eficiencia, donde las redes inteligentes pueden lograr un gran papel que aumente la eficacia y la confiabilidad.
Uno de los principios de la smart grid es mayor interacción con el usuario. Por eso, una de las claves del éxito para avanzar con estas tecnologías es involucrarlo, porque hay una desconfianza natural por pensar que un medidor más sofisticado va a tener un mayor control y le van a aumentar sus tarifas. Si se involucra el usuario, él puede saber que va a tener un mejor servicio.
Para que el país tenga un nivel medio de implementación de redes inteligentes, aún falta un tiempo, principalmente, mientras se establecen las regulaciones. El Ministerio de Energía ya es consciente de esta posibilidad que empieza a investigarse y tal vez, entre cinco y diez años, podrá verse, al menos de forma más cotidiana, la medición inteligente, aunque las redes inteligentes tienen muchos campos y la posibilidad de implementar TIC abren un panorama amplio. La gente tiende a asociarlas más con los medidores inteligentes, pero tiene que ver con las micro-redes “casi autónomas” y que se conectan al sistema por confiabilidad, el involucramiento de las energías renovables o la construcción sostenible con edificios verdes inteligentes.
En Colombia hay unos pilotos, pero falta mucho camino por recorrer.