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Durante la vida de nuestros nietos son posibles temperaturas de más de 5 grados centígrados. Eso sería catastrófico para todos.
No es un decir ni una afirmación gratuita. Es la opinión de Sir Nicholas Stern, autor del famoso Informe Stern de 2006, un extenso documento encargado por el gobierno británico para evaluar el costo del cambio climático sobre la economía.
En ese entonces, estimaba que sería de un 5 por ciento del Producto Interno Bruto global y bajo ciertas circunstancias, alcanzaría el 20 por ciento. Pero, estimó Stern, "el costo de la falta de acción es superior al costo de la acción".
Eso, en medio de su escepticismo sobre la continuidad del protocolo de Kyoto después de 2012, cuya prolongación sería lo ideal.
El reconocido economista estuvo en Medellín en el Congreso de Andesco y habló con los periodistas. Para él, se encuentra en marcha una segunda revolución industrial que permitirá unos grandes avances en materia energética. "Pienso y hablo más de la acción como una nueva forma de revolución industrial, pues hay que reducir varias veces las emisiones por unidad de producción en 40 años. Hay que buscar 0 emisiones donde sea posible".
Una revolución industrial que por la escala, dijo, tiene que darse en todos los sectores. "Por ejemplo una acción en agricultura sería no inundar los campos de arroz".
En la construcción de edificaciones ha habido grandes avances en aislamientos y generación de energía. Otro desarrollo: "Quién iba a pensar hace 5 años que GM tendría el carro eléctrico".
Stern reconoció que el informe de 2006 subestimó algunos datos, pues en cinco años la realidad ha cambiado: las emisiones van en aumento; se ha comprobado que la capacidad de absorción del CO2 del océano es menor; y algunas situaciones se han dado más rápido, como el deshielo de las capas polares.
"Aunque la tecnología alienta las esperanzas, la ciencia inquieta. Por todo ello lo peor es la inacción".
¿Cómo está el panorama de las negociaciones del clima?
"En cuanto a la política mundial: es imposible que los políticos puedan evitar el tema hoy. Hay peligro en la reticencia por políticos, porque socava la confianza de las empresas para hacer inversiones.
En países en desarrollo contaminadores como China, India, Brasil, Indonesia hay cambios, pero en los países ricos hay cierta reticencia. Europa seguirá con su estrategia, pero por presión. Estados Unidos es un lugar complejo. En Washington y hasta elecciones se moverá despacio el tema. Medio PIB del Estados Unidos está en ciudades donde la política climática es fuerte. El tema va bien en Estados Unidos, no en Washington.
El reto de Durban es el Protocolo de Kyoto. Las perspectivas de renovación no son buenas. Ojalá fuera renovado, pero sospecho que no lo será. Quedan seis meses y esperamos que mejoren las perspectivas".
¿Cuál es el posible escenario para Kyoto?
"Lo ideal sería la renovación. Estados Unidos estableció intenciones, pero será difícil juntarlo con la Unión Europea y Japón para un Kyoto 2.
Tenemos que seguir avanzando según las cifras acordadas en Cancún y aumentarlas. Allí se estableció que a 2020 las emisiones serían iguales a las de hoy si todos cumplen (10 por ciento más alta de lo que desearíamos estar para tener un 50/50 de probabilidades de llegar a 5 grados C). Es importante reconocer esos compromisos e ir más allá. Aumentar el dinero de Cancún, pero ahora se discute cómo operar el fondo sin tener un solo peso en él.
Si no hay Kyoto 2 tiene que haber otra forma de comerciar. Hay que ver cómo será sin K2. Habrá gran demanda de compañías de Japón y otros países para negociar las emisiones. No soy optimista de un nuevo Kyoto, pero el pragmatismo y la realidad van a contar. Hay que ser realistas frente a los peligros del cambio climático y eso es ser ambiciosos, ser conscientes de la nueva revolución industrial energética".
¿Cuál debe ser el papel de Colombia y Latinoamérica?
"Podrían ser líderes fuertes. Los planes de México, Brasil, Colombia son fuertes, todos están involucrados. No se puede esperar a ver qué hacen los otros, pues las concentraciones (de gases) se acumulan, es una bola de nieve. Colombia juega un papel político fuerte para reunir a países en vías de desarrollo y presionar a los otros. Es importante entender qué están haciendo los demás de manera realista. Un ejemplo es el plan de la China a 5 años. Parte del abordaje es internacional".
¿Cómo ve a Colombia en el tema del cambio climático?
"Va por buen camino. Aborda el inventario de las fuentes de emisiones y ese es el primer paso para reducir. La agricultura en Colombia aporta casi el 40 por ciento de emisiones, más que en otros países. Ahí hay que actuar. Colombia hace una modelación detallada a 30 años y esa es la base para la mitigación. El reto siguiente es la ejecución en la próxima década y tiene que buscar ayuda para la financiación".
Sir Stern entregó al final una frase que resume en parte lo que sucede en materia de cambio climático: "Hay que dejar atrás el paradigma que la reducción de emisiones es una carga y que se vea como oportunidad, para el crecimiento y la inclusión de los pobres".