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Lo de Santiago Escobar con Nacional es un historia de amores y algunos odios. Desde la cuna nació verdolaga y se crío con esa mentalidad, la misma que se inculcó en la de su hermano, el fallecido Andrés Escobar, ídolo de la fanaticada verdolaga.
Santiago se convirtió en los últimos 6 años en el talismán del conjunto verde. Tras su esporádico paso como jugador por la institución verdolaga (1981), el Sachi, remoquete con el que es conocido, volvió como técnico en el 2005 y con él trajo un título que parecía imposible tras haber perdido dos finales consecutivas el conjunto verde.
Sin embargo, ya había tenido un paso por el banco de Nacional cuando en 1999 llevó al equipo a la consecución de la séptima estrella, en esa ocasión, como asistente técnico de Luis Fernando Suárez.
Tras sus paso por Venezuela en el Estudiantes de Mérida, con el cual salió campeón en el torneo apertura de 2011 y subcampeón en el finalización de este mismo año, el Sachi regresó a Nacional en el 2003 para vivir momentos agridulces en la casa del Rey de Copas.
Santiago, al lado de su tutor en el banco técnico, Juan José Peláez, vivieron una de las épocas deportivas más difíciles de Nacional. Luego de perder dos finales consecutivas en el mismo año ante el rival de patio Independiente Medellín y luego ante el Junior de Barranquilla, en una tarde memorable en la que se remontó un resultado adverso de 3-0, Santiago tomó la bandera como cabeza visible de la parte técnica en la institución verdolaga y se coronó campeón logrando la estrella número ocho para Nacional.
Lágrimas, risas y abrazos se fundieron en el espíritu del Sachi, la imagen de su hermano Andrés lo acompañó y salió victorioso. Junto a su escudero, Juan Jairo Galeano se montaron en los hombros de la gloria tras cinco años de sequía en la casa nacionalista.
Algunos impasses determinaron la salida de la institución. El malestar entre algunos hinchas se hizo visible y el Sachi se marchó. No obstante fue el causante de darle una alegría más a todos los hinchas verdes.
Regresó en este 2011 y en medio de algunas dudas le volvió la esperanza a todos los seguidores. Cinco meses le bastaron a este hombre para tener al elenco nacionalista en una nueva final.
Hoy, con la cabeza fría, el hombre pensante, serio y ante todo caballero es de nuevo campeón. “Pienso en toda la hinchada de Nacional y no pensaba en una cosa diferente a salir campeones. Desde que llegué fue la meta siempre”. Estas son las palabras del hombre que hoy es el artífice de la estrella 11 que se borda en el escudo de Atlético Nacional.