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HISTÓRICO
Secos y muertos de calor
  • ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
    ILUSTRACIÓN ESTEBAN PARÍS
EL COLOMBIANO | Publicado

El menor nivel de precipitación que se registra en las regiones Caribe, Centroriental, Orinoquia y Andina, unido a las condiciones de las cuencas hidrográficas cada vez más vulneradas y la probabilidad de tener un fenómeno de El Niño fuerte, empiezan a tener impactos muy negativos que hacen urgente la activación de protocolos de prevención que reduzcan sus efectos.

El comprobado aumento en la intensidad y periodicidad de eventos climáticos extremos es difícil de mitigar si el país no aprende de experiencias pasadas y adopta las medidas de prevención necesarias.

A las altas temperaturas se suma una disminución del caudal de las cuencas hidrográficas, lo que nos pone en el peor escenario para la llegada del fenómeno de El Niño al final del año y comienzo del próximo.

El agro, sin duda, será uno de los grandes damnificados, pues ya se habla de pérdidas de cosechas entre los arroceros, cacaoteros y cultivadores de tabaco, así como disminución de la producción lechera.

Algunos embalses registran bajos niveles, lo que podría complicarse con el fenómeno de El Niño, pues nuestras grandes centrales dependen en un 64 por ciento de las lluvias.

La sequía producida por una reducción de las lluvias entre un 20 y un 50 por ciento, en unos 15 departamentos, que ya había sido advertida por el Ideam y expertos independientes como Ricardo Lozano, exdirector de ese Instituto y consultor en temas ambientales, muestran que tanto el Gobierno Nacional como los mandatarios locales y las corporaciones regionales tendrán que reactivar campañas y estrategias de prevención para controlar situaciones lamentables como la muerte masiva de animales por falta de fuentes de agua, los incendios forestales, la escasez de alimentos, el desabastecimiento de agua para el consumo humano en zonas urbanas y rurales y las posibles epidemias por enfermedades asociadas a picaduras de mosquitos y a la sequedad del aire.

A esto se suma que, según la Administración Nacional de Océanos y la Atmósfera (NOAA) en el mes que acaba de terminar la temperatura media mundial en superficies terrestres y oceánicas fue la más alta para este mes de junio desde 1880.

Esta ocurrencia con mayor frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos de sequía o de alta intensidad de lluvias, tienen que llevar al país a reflexionar con seriedad en la mejor forma de enfrentar el cambio climático, en lo que en efecto se está trabajando, pero sin que esté configurada aún una política pública con un marco legal, unificado y coherente, proporcionado por una Ley de Cambio Climático, que está planteada desde hace unos 20 años.

Colombia carece de una política sobre cambio climático y no solo para prevenir desastres sino para crear equilibrios entre oferta y demanda de recursos naturales; establecer un balance de los bienes y servicios para procurar su conservación; estimular con herramientas jurídicas y tributarias la inversión e involucrar a los diversos actores económicos y la misma comunidad en prácticas que garanticen un desarrollo sostenible, con estimulos y sanciones.

El primer campanazo de lo que podría ocurrir este año se presentó en marzo en Casanare con la muerte de miles de chigüiros, babillas y reses que en un comienzo se desestimó oficialmente, pero que le abrió al país los ojos sobre la necesidad de encontrar soluciones definitivas y mientras tanto activar, a tiempo, y con responsabilidad de las autoridades de cada región, planes de contingencia que salven al país de una catástrofe ambiental por las pérdidas de fauna, flora y con graves consecuencias para las condiciones de vida de la población.
Contraposición

GOBIERNO YA TRABAJA EN LOS PLANES DE CONTINGENCIA Y FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

Por ÓMAR FRANCO
Director del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam)


La Unidad Nacional de Riesgo convocó ayer al Comité Nacional de Riesgo y se tomaron medidas para enfrentar la situación y ya el Gobierno Nacional destinó recursos para distintas acciones de contingencia. En principio decisiones a nivel nacional, pero el objetivo es llegar a todas las regiones, para que alcaldes y gobernadores tomen las medidas pertinentes.


En el nivel de competencia de nuestra función institucional, centrada en el tema del pronóstico y la alerta, hemos venido sensibilizando al país desde enero, visitando 17 capitales, en contacto con más de 1.500 instituciones, en una tarea que no termina, acompañando a todas las entidades territoriales para que tomen las mejores decisiones. En cuanto a enfrentar el cambio climático, con acciones más allá de la contingencia, Planeación Nacional está culminando de construir el plan estratégico, de la mano de varios ministerios y de hecho, el Ideam está participando con la construcción de la tercera comunicación de cambio climático que es un documento que presentó Ricardo Lozano, en 2010, y que señalaba claramente que íbamos a tener condiciones de vulnerabilidad climática cada vez más frecuentes y que ahora estamos trabajando la tercera comunicación como un compromiso más del Gobierno colombiano frente al cambio climático.

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