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Un sonoro aplauso en medio de la ceremonia exequial, profanó el silencio que por dolor y la tristeza que se sentía este domingo en la tarde en el estadio Ditaires, en medio de la ceremonia exequial para despedir a los jugadores de las Águilas Doradas, Samuel Escobar, Santiago Yepes y Jaime Arturo Romero, y al asistente técnico Gerardo Vargas, muertos el sábado en un accidente de tránsito.
Sus amigos, familiares y compañeros, apostados en la tribuna occidental del escenario deportivo no cesaban de corear sus nombres en señal de duelo y aprecio.
Javier Yepes, padre de Santiago, no dejaba de recordar todos los momentos que vivió en el corto proceso deportivo de su hijo.
Se inició en el bicicrós, indicó, pero luego “me dijo que quería ser futbolista a pesar de su excelente rendimiento en el estudio ya que a los 16 años ya era bachiller”.
En medio de la nostalgia, comentó que Santiago empezó en el equipo de la Universidad de Medellín, luego pasó a la escuela Los Talentos, de allí se vinculó a Barcelona, del Barrio Castilla, y a los 15 años llegó a las Águilas Doradas.
Carolina Escobar, prima hermana de Samuel, lo recordó como una persona cariñosa, muy alegre y familiar.
Lo que más destacó de él fue su amistad con su otro hermano, mayor quien siempre lo transportaba desde su casa en La América, occidente de Medellín, al estadio Ditaires de Itagüí.
Agregó que era estudiante del grado 11 del liceo Lucrecio Jaramillo y que en las Águilas llevaba 4 años.
En otro sitio de la tribuna occidental del Ditaires, Fredy Simanca, quien viajó desde Caucasia, en el Bajo Cauca de Antioquia, para asistir a los funerales de su primo Jaime Arturo Romero, todavía lo recordaba como ese chiquillo que le daba al balón desde temprana edad, por lo que fue seleccionado infantil de su población y luego, cuando empezó la adolescencia, lo trajeron para Medellín. Aquí, dijo, llegó a ser campeón nacional juvenil con la Selección Antioquia y este año había sido contratado para el equipo Sub-19 de las Águilas Doradas, como marcador de punta izquierda.
El técnico de la sub-19 de las Águilas Doradas, Édgar Ramírez, manifestó que su asesor, Gerardo Vargas, era practicante del Sena y llevaba 4 meses con él.
Del accidente indicó que todos iban en caravana para un partido de la 1-B de la Liga de Antioquia, al estadio de Guarne.
Una vez en el escenario deportivo un amigo le comentó que había sido testigo de un accidente muy grave en la autopista Medellín-Bogotá y que pensaba que había varios muertos. Al ver que sus muchachos no llegaban se fue a verificar de qué se trataba el accidente y se encontró con la noticia de que las víctimas eran sus jugadores y asistente técnico.
La quinta víctima quien viajaba en el automóvil de los deportistas era Ricardo Marín Echeverri, quien había llegado de Estados Unidos para ponerse a prueba en las Águilas Doradas. Su cadáver será llevado esta semana a Nueva York, donde residía.
Este domingo fue cremado el cadáver de Santiago Escobar y este lunes en Caucasia y Medellín, serán sepultados sus otros dos compañeros. En, Barrancabermeja (Santander) el asistente técnico.