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Como religioso y defensor de derechos humanos que ha buscado el fin del conflicto, rechaza los ataques recientes de las Farc que ameritaron una advertencia del Gobierno sobre la continuidad del proceso de paz y el repudio de los colombianos.
Pero la idea de que los atentados y hostilidades puedan acabar con los diálogos tras más de dos años de acercamientos y conversaciones en Cuba, preocupan a monseñor Darío Echeverry.
Para el secretario de la comisión de Conciliación de la Conferencia Episcopal, la sociedad debe exigir al Gobierno y la insurgencia no levantarse de la mesa de negociación y la agilización de acuerdos que terminen con medio siglo de violencia y eviten más víctimas.
¿Teme por la ruptura de los diálogos por la escalada de ataques de las Farc?
"Es un momento de dificultad del proceso de paz que nos debe recordar a las víctimas del pasado y advertir por las del presente, como el doloroso caso de la niña de tres años que murió en Cauca (ayer) por una acción repudiable de la guerrilla. Y por la consideración de las víctimas del futuro si sigue el conflicto todos los colombianos tenemos que exigir al Gobierno y a las Farc que no se levanten de la mesa a pesar de los problemas y dificultades".
Monseñor Augusto Castro pide continuidad de diálogos, pero los colombianos están indignados y crece el rechazo a dialogar en medio de la violencia...
"Es entendible la desesperación y el dolor que producen estos ataques que en ningún caso son justificables y menos cuando afectan a la población civil inocente. Es entendible la desconfianza y por eso es válido el llamado de atención del presidente Juan Manuel Santos a las Farc. Mi llamado es a que le pongan sentido común al momento actual del proceso de paz, cuando se habla de reconocer a las víctimas. No es arreciando la confrontación como se van a fortalecer en la negociación".
¿Negociar en medio del conflicto y sin límite de tiempo juegan en contra del éxito del proceso de paz?
"La celeridad para buscar los acuerdos que faltan es un imperativo, pero conservando la seriedad. Si pensamos solo desde el dolor entonces dos años son mucho tiempo y no debemos dejarnos llevar de la prisa sin comprender que son procesos complejos, que requieren un tiempo prudente".
Muchos sectores reclaman el cese el fuego bilateral al que se opone el Gobierno...
"Negociar sin cese de las hostilidades nos conduce a una consecuencia nefasta que es la lógica cruel del maldito conflicto. Es un tema polémico y desde el Gobierno y autoridades hay consideraciones de seguridad. Pero en lo que como sociedad nos exige es entender que iban a ver dificultades, que las diferencias son grandes y los negociadores duros, pero considero que hay seriedad y creo que los diálogos avanzan. Por eso insisto en que no los dejemos parar de la mesa de diálogos".
La Iglesia acompaña un proceso de selección de las víctimas, también polémico por reclamos de exclusión de grupos afectados como los militares. ¿Cómo va esa representación?
"Hay una dificultad muy grande porque son más de seis millones y no todas pueden ir a La Habana. Serán 60, y no siempre son representantes sino representativas de los hechos victimizantes. Aún no se han escogido. La Iglesia está resuelta en su rol de acompañante. Queremos organizaciones representativas de víctimas de los sindicatos, defensores, movimientos de crímenes de Estado, genocidio de la Unión Patriótica, casos emblemáticos de secuestro, paramilitarismo, pueblos indígenas y afrodescendientes".