En la Junta del Banco de la República de finales de septiembre se abordará el tema de cómo incidir de forma más efectiva en la tasa de cambio del peso frente al dólar, después de concluirse el plan de compras de 2.500 millones de dólares que empezó en junio pasado.
Así lo comentó
Carlos Gustavo Cano, codirector del Emisor, después de intervenir esta sermana en el foro de perspectivas de la economía colombiana, en la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia -sede El Poblado-.
Según Cano, los bancos centrales de los mercados emergentes no deben temer agregar la tasa de cambio real a su función objetivo de mantener una inflación en niveles saludables para la economía.
"Para ello, el Banco de la República cuenta con otros instrumentos como las intervenciones en el mercado cambiario y diversos mecanismos de esterilización monetaria (comprar divisas e inyectar pesos a la economía)", precisó.
Su juicio personal lo apoya en que el promedio de los modelos econométricos del Emisor confirmaban a junio que la tasa de cambio real continúa por debajo en cerca de un 7 por ciento de la tasa de equilibrio, la cual debería situarse por encima de los 1.950 pesos.
Pero lo cierto es que la divisa se negociará este lunes a 1.891,67 pesos. De esa forma, para lo corrido del año promedia los 1.838 pesos, después de oscilar entre los 1.758 y 1.942 en estos siete meses.
En ese sentido, el investigador asociado de Fedesarrollo,
Mauricio Reina Andrade, señala que la tasa de equilibrio está anclada a factores estructurales de la economía nacional, la cual ha duplicado, en dólares, su Producto Interno Bruto (PIB) en la última década, sumado a la llegada de más inversión extranjera y la exportación creciente de bienes primarios (crudo, carbón, oro).
Sin embargo, también juegan factores externos coyunturales como la alta liquidez internacional que tiene "inundado" de dólares mercados emergentes: "la tasa de cambio sigue y seguirá sobrevaluada mientras persista la política expansionista de Japón, Estados Unidos y la Unión Europea", explica Reina.
A eso cabe agregar que, si bien hubo una devaluación reciente, tanto por los anuncios de la Reserva Federal (banco central de Estados Unidos) de cambiar su política monetaria, como por la compra de dólares de divisas del Emisor, casi todas las otras monedas de América Latina se han devaluado más que el peso.
Las cuentas que expuso Cano en el foro demuestran que mientras en abril de 2012 nuestra moneda era la más revaluada y una de las más fuertes del mundo (-26,58 por ciento frente a la tasa de abril de 2009), pasados 16 meses, apenas muestra una devaluación de 2,54 por ciento comparada con la referencia de tres años atrás.
Ante ese panorama, para Reina es conveniente que el Emisor busque alinear la tasa de cambio real con la de equilibrio, pero "es impracticable en el mediano plazo, mientras se mantengan factores coyunturales como que la FED salga a decir ‘no tan rápido amiguitos, esto nos va a tomar un poco más de tiempo’ y la tasa de cambio revirtió de nuevo (a la baja)".
En vista de todo lo anterior, habrá que apelar a lo que decía el exministro de Hacienda,
Juan Carlos Echeverry, cuando le pedían avizorar el comportamiento del precio del dólar: "hay dos clases de bobos: los que pronostican la tasa de cambio y los que les creen".