Llegó el día esperado. Ahora la incógnita es sobre qué le espera a Venezuela, una vez se conozca si el presidente Hugo Chávez podrá aspirar de nuevo a ser reelecto de manera continua o si por el contrario, será otra vez derrotado en su intento de permanecer en el poder por tiempo indefinido.
Las cábalas están a la orden del día y toda clase de proyecciones y análisis se escuchan en cada rincón. Este es un país donde el tema político se discute con igual entusiasmo y vehemencia en el puesto de periódicos, el restaurante, la tienda, la playa o el club campestre. Todos tienen algo qué decir.
Los opositores aseguran que el desgaste del gobierno es tal que ni siquiera todos los millones que invirtió el Estado, la represión de los últimos días o la prohibición de las marchas estudiantiles lograrán reversar la tendencia natural que dará la victoria a quienes se oponen a la enmienda.
Los oficialistas, por su lado, dicen que esta vez el pueblo está más consciente, ha entendido la bondad de los proyectos del Gobierno y que han contado con más tiempo para lograr comunicar el mensaje del proyecto socialista de inclusión, como no se pudo hacer en el 2007. Por eso no dudan del triunfo.
En medio de esas discusiones apasionadas algunos temas preocupan por igual a todos: la crisis económica que se avecina y la creciente polarización entre los venezolanos, que sin importar cuál sea la opción ganadora, afectarán a todos los ciudadanos del país.
Estos hechos se suman a las dificultades actuales de inseguridad, violencia, desabastecimiento y el alto costo de la vida, que son problemas viejos que no parecen tener solución y están enquistados en una sociedad que vive en medio de elecciones y protestas.
Por esa situación, y en eso coinciden analistas como el internacionalista Carlos Romero y el politólogo Ricardo Sucre, se continuará disminuyendo la popularidad de Chávez, cuyo gobierno tiene ahora una imagen más desgastada, proceso que seguirá en los próximos meses, así su propuesta resulte vencedora.
Fuerte conflictividad
El veterano periodista y analista político, Manuel Felipe Sierra, cree que las cosas, gane quien gane, no van a cambiar sustancialmente, pero le preocupa el aumento de la polarización social, ahora con un componente ideológico que en el pasado no existía, lo que hace prever un futuro de mayor conflictividad.
Un pensamiento similar tiene la internacionalista y profesora universitaria, Elsa Cardozo, quien sostiene que esta campaña que promovió el Gobierno tuvo tanta dosis de violencia verbal que logró revivir de nuevo esa división que padecieron los venezolanos en las épocas recientes más críticas.
Esta situación ha hecho crecer la inconformidad de un mayor número de personas, y llevó incluso a que algunos de los seguidores de Chávez comenzaran a desmarcarse y ahora estén en contra de su propuesta.
De salir triunfador el Sí, se cree que al sentir que su propuesta tiene respaldo Chávez intentará acelerar su proceso socialista y hasta se atreverá a tomar medidas económicas que no son muy populares, pero si necesarias, como una devaluación y nuevos impuestos, por ejemplo.
El analista José Vicente Carrasquero sostiene que al vencer la propuesta del Sí, Chávez creerá que se trata de un certificado para seguir adelante con su revolución y que le imprimirá más velocidad.
Según él, no se puede descartar que se decida por un paquete económico, que más temprano que tarde debe adoptar, sobre todo ahora que los precios del petróleo están por debajo de los niveles esperados, que sirvieron de base para la elaboración del presupuesto (60 dólares por barril).
Ricardo Sucre también considera que de triunfar, el presidente Chávez tratará de borrar el éxito de la oposición en el 2007 e insistirá en el control progresivo de la economía y otros analistas creen que incluso se atrevería a tomar nuevas empresas con tal de continuar adelante con "su plan social".
Blanca Eckhout, directora de Vive Tv, por el contrario cree que un triunfo del Sí se convertirá en la oportunidad de los venezolanos para profundizar un proceso que incluya a la gente.
Además, esta defensora del proyecto bolivariano, dice que se trata de la oportunidad para profundizar el fortalecimiento de las estructuras del poder popular, que es el que se beneficia con el triunfo del Sí y que igualmente se dará un paso importante para la verdadera unión latinoamericana.
Para ella, un triunfo del No sería un obstáculo para que todos esos programas sociales que ha impulsado el presidente Chávez sigan adelante y abriría las posibilidades a opositores para retomar la conducta de descalificación del sector popular.
Lo único claro es que a partir de mañana, en Venezuela se tendrá que abrir de nuevo la agenda para retomar temas reales que aunque afectan a todos por igual, durante los últimos días han pasado a un segundo plano en medio de la controversia política que no parece dar tregua.