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7 y 9
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Juan Carlos tiene un gorro negro y una camiseta blanca que, en el centro, tiene siluetiado, con los colores amarillo, azul y rojo, el mapa de Colombia.
Viste una pantaloneta azul y de su cintura pende una riñonera café.
Con su mano izquierda sostiene la empuñadura del arco y con la derecha tensiona el punto de enfleche, que roza su nariz. Hace un calor abrasador; la unidad deportiva de Belén es un hervidero. Tiene 46 años y es de Bogotá.
Al igual que Juan Carlos, Daniel, pereirano de 15 años, tiene el mismo atuendo, y a escasos dos metros aviva al experimentado tirador de arco para que atine en la diana. Junto a Daniel, se aproxima Diego, el tercero de los arqueros que, así mismo, infunde confianza al capitalino para que sumen diez puntos para el equipo colombiano.
Diego, que es paisa tiene 22 años, siete de experiencia con los arcos y luego de que Juan Carlos lance, podría colgarse una medalla de oro en su pecho. Ellos, representan a Colombia y esperan derrotar a Brasil en el tiro con arco, modalidad recurvo de los Suramericanos. Es la 1:25 p.m., el público está en silencio. Juan Carlos, suelta el aire que tiene dentro, se concentra y suelta la flecha. Pasan varios segundos y el moderador del evento, en forma enérgica y a través de unos parlantes, dice que son 10 puntos para Colombia. Ya no hay nada que hacer, los colombianos se aseguran la de oro.
Lanzan Daniel y Diego y es puro trámite, a los cafeteros ya no los destrona nadie.
Diego sella con otros 10 puntos el triunfo de Colombia. Y ahora sí estalla el júbilo tricolor.
En medio de abrazos y algarabía, Juan Carlos, el mayor, dice que "ellos dos podrían ser mis hijos (risas), pero la madurez y técnica que tienen los hace diferentes, son arqueros de talla mundial".
Tres generaciones y tres regiones se funden en un apretón de brazos.
Ellos, con mucho orgullo se dejaron flechar por el oro Suramericano.