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Parece que fuera muchos años mayor, dice Fernando Trueba. Luego señala, como descubriendo una extraña coincidencia detrás que los hubiera ligado mucho antes de que sus caminos se cruzaran, que a ese otro director de culto que es Víctor Gaviria solo le lleva un día.
Nacieron en enero de 1955. La vida los reunió por primera vez en Barichara y, este diciembre, una vez más, en Santa Fe de Antioquia.
Ganador en Venecia, San Sebastián y Berlín, autor de cintas como La artista y la modelo (2012) y Chico y Rita (2010), una de las miradas más premiadas de España, Trueba es el invitado estrella del décimo tercer Festival de Cine que dirige el cineasta antioqueño y que va hasta el domingo.
"Siempre está descolocado y descolocándose", dice Víctor Gaviria sobre el realizador madrileño. Si Trueba conociera el día de su muerte, ha dicho, se moriría otro día. "Siempre hay que desobedecer", aconseja.
De acuerdo con el catálogo oficial del festival, "de su carácter desobediente e inquieto provienen, tal vez, su gusto por la música, su simpatía por Cuba, su interés en historias relacionadas con las guerras".
La temática de este año aborda el cine estadounidense de los años 70, una época que para Trueba es la última edad dorada de la industria cinematográfica.
Directores de este periodo como Sam Peckinpah marcaron su filmografía. Pero sobre todos, Billy Wilder, algo que quedó claro en 1992, cuando ganó el Oscar a mejor película en lengua no inglesa con Belle Epoque. "Me gustaría creer en Dios para agradecérselo", dijo al recibir la estatuilla, "pero solo creo en Billy Wilder. Así que, gracias, Mr. Wilder".