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Mientras el parque automotor del área metropolitana pasó del 2012 al 2013 de 1.100.000 a 1.181.000 vehículos (un crecimiento del 7 %) y con una proporción entre carros y motos prácticamente igual, las vías construidas en la ciudad en el mismo periodo pasaron de 15.4 km a 1.3 km; cifras que ponen al descubierto el enorme rezago en infraestructura vial en la ciudad y cuya solución continúa siendo un problema prioritario.
El elevado número de muertes en la ciudad en accidentes de tránsito y cuyas primeras víctimas son los peatones y en segundo lugar los motociclistas, también va en aumento; son hechos que agudizan el problema mientras las ambulancias y autoridades acuden al lugar del siniestro para atender a las víctimas.
El número de comparendos del 2013 de 100.112; un 16 % mayor que el registrado en el 2012, nos indica que el decreto de "un pico y placa" que se expidió como transitorio mientras en teoría se construía la infraestructura, se volvió permanente y ha venido perdiendo su efectividad como medida, porque el efecto fue contrario e incentivó la compra de más vehículos.
En una rápida lectura de las propuestas del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial que nos regirá por 12 años y que el Concejo deberá aprobar, no aparecen los planes ni los programas que tomen en consideración una realidad que no se puede maquillar con reconocimientos internacionales: la ciudad acusa un rezago vial gigantesco que se agrava por causa del crecimiento del parque automotor y cuyas soluciones, por tratarse de un asunto de interés metropolitano, deberían trascender más allá de los límites municipales.
La movilidad es desarrollo, economía y competitividad, porque si se reducen costos de trasporte, tiempos de viaje y se mejora la calidad de vida de los ciudadanos, se favorece el aprovechamiento óptimo del tiempo; las autoridades no han sido providentes en resolver el grave problema del tráfico de salida y de retorno hacia los cuatro puntos cardinales cuando se congestionan las estaciones de peaje con kilométricas colas.
Proyectos congelados en el tiempo como el corredor vial multimodal del río lo dejaron empezado y que a futuro posibilitaría la construcción de segundos pisos viales metropolitanos que permitan viajar entre los municipios que conforman el área metropolitana y posibilitar el tráfico de atravesamiento, es ignorado o lo tienen "engavetado" y a cambio, en una ciudad que aún no ha construido la infraestructura básica, el Concejo no puede permitir que se derrochen los dineros públicos en la colosal aventura de un "Parque Lineal", sin estudios de prefactibilidad económica ni de ingeniería para "soterrar las vías" existentes.
Esconder como el avestruz los vehículos en unos túneles por debajo de los niveles freáticos del río sin analizar las consecuencias que se ocasionarán a los interceptores de aguas residuales, a las quebradas, a las líneas férreas del metro, a los ferrocarriles, a las líneas de alta tensión etc., es como "borrar de un plumazo" todo lo que se ha edificado con nuestros impuestos; construir encima unos jardines cuyo costo frente a los beneficios es incierto e hipotecaría a perpetuidad los ingresos y la voluntad de las administraciones futuras no es una decisión racional.
Más sensato sería ocuparse de los "habitantes de la calle", quienes ya han tomado posesión del "otro parque lineal", el de la margen derecha del río frente a la Plaza Minorista, un espectáculo que señala con dedo acusador la indiferencia de la administración municipal para resolver un drama humano y ese sí, un verdadero problema social.