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Omaira Santos, la mamá de Juan David Duque, le decía a Diana Patricia Medina, la madre de Stephen Barrientos, "tocame mija a ver si es verdad que estamos viendo a nuestros muchachos dando la vuelta olímpica".
Su colega de sentimiento verde, pese a ser poca expresiva, la tocó y le contestó "no te preocupés que estamos en una fiesta inolvidable y Dios está con el verde para regalarnos otro título".
Así fue el disfrute en el Atanasio Girardot de estas dos señoras que se pusieron de acuerdo para comprar cerca de 20 camisetas negras con los números 21 y 4 y llegar uniformados a occidental alta desde las 2:00 p.m. para animar a sus hijos y a los demás integrantes de Nacional que buscaban abajo, la undécima estrella del equipo que fue fundado en 1947.
En los pronósticos Diana Patricia le ganó a Omaira, pues la progenitora de Barrientos dijo que Pabón abriría la cuenta, mientras que la mami de Duque predijo que el número 88 era quien cerraba la cuenta.
Mientras las dos trataban de ocultar el nerviosismo que les producía las esporádicas llegadas de Equidad y decían que la habían pasado bueno esperando cuatro horas y media "por la música, el ambiente, el show variado y los cánticos", un revuelo se produjo en las graderías.
A unos 200 metros de ellas, Wason Rentería con una camiseta blanca y mucha formalidad, contestaba de manera sincera que "no podré jugar con mi hermano en Nacional, porque me iría para el Cruz Azul de México". Sin embargo, se atrevió a decir que "el verde antioqueño será el campeón y Carlos el máximo goleador del rentado".
Ni que Wason fuera clarividente, ya que recién le echó la bendición a su familiar Carlos se dejó venir con el gol del 2-0 para acercar el título, hacer más notable el manto verde y conducir al éxtasis a los cerca de 45 mil aficionados.
Porque pese a que el partido se puso no apto para cardíacos y hubo que alargar la fiesta por el gol de Roberto Polo, la locura llegó con el triunfo en los penaltis y gracias a la gran intervención de Gastón Pezzuti, iluminado con las bendiciones que mandaron desde alta su esposa, hijos y padres.
Nacional alcanzó la estrella once, la fanaticada "subió" al cielo de la emoción y las mamás de Duque y Barrientos se fundieron en un abrazo lleno de lágrimas y se fueron juntas y alegres a celebrar a la discoteca Adonay con sus hijos y los nuevos campeones de la Liga Postobón.