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HISTÓRICO
UNA PESADILLA LETAL
  • UNA PESADILLA LETAL
Por ÓSCAR TULIO LIZCANO | Publicado

No sabemos cuándo se pondrá fin a la pesadilla que afecta la educación en Colombia. No nos habíamos recuperado del intento del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, de recortar en 133 mil millones el presupuesto nacional para Colciencias, cuando volvió a aparecer un nuevo resultado de las pruebas Pisa, en las que Colombia ocupó nuevamente el último lugar, un asunto que deja mal parados no solo a los estudiantes, sino también a todo el sistema educativo.

"Nos hemos convertido en el único país de Latinoamérica con inversión en ciencia y tecnología que va hacia abajo". Así lo afirmó Paula Arias, directora de Colciencias, en una convención de investigadores en Cartagena. Esa y otras declaraciones que mostraron a puño la realidad de la ciencia en Colombia, le valieron a Arias la presión del propio ministro Cárdenas para que el Gobierno le pidiera la renuncia. Luego el Gobierno, en cabeza de los ministros y la directora de Planeación, salió a rectificar lo dicho por Arias y señaló que el monto del presupuesto se garantizará, por lo menos, para el próximo año.

Esta noticia generó desconcierto y desmotivó el trabajo arduo y a veces desconocido de los científicos colombianos. Además, es contradictoria con la reciente campaña reeleccionista del presidente Santos, quien había manifestado su intención de que en el 2025 Colombia fuera "la más educada de América Latina". Es más, Colciencias presentó hace pocos días el programa "Es hora de volver", convocando a esos cerebros fugados que están por fuera del país. La meta, se dijo, es que para ese año sean 20 mil los colombianos con doctorado, pues en el 2011 la cifra era de 7.129. ¿Sin recursos, dónde queda ese noble propósito para fortalecer la capacidad de generar desarrollo basado en el conocimiento?

Más presupuesto, políticas a largo plazo, proyecto para que los gobernantes se basen en evidencias científicas para sus políticas públicas, planes de innovación tecnológica y saber comunicar, fueron retos que surgieron del Congreso Científico Suma, en el que Arias habló de la posible reducción de presupuesto.

En ese evento, Jean Muller, coordinador de la oficina asesora científica de la Comisión Europea, advirtió que "mientras que los gobernantes requieren soluciones inmediatas para cumplirle a su electorado, los investigadores se pueden tardar años en encontrar respuestas a los problemas". Así que la ciencia no puede ser inmediatista, solo se logra con el apoyo decidido del Estado y el sector privado, como lo están haciendo Hon Kong, Suiza, EE.UU., Singapur, entre otros, que vienen liderando procesos de innovación y desarrollo. En América Latina están México, Brasil y Argentina.

Jean-Jacques Rousseau, en su libro Emilio, señaló que al niño "no se trata de enseñarle las ciencias, sino de inspirarle la afición a ellas y darle métodos para que las aprenda". Lo que implica ya una transformación de producto y por tanto mayor valor agregado.

Sí, para salir de esta pesadilla y ser innovadores, debe haber una relación directa entre la calidad educativa desde grados inferiores y el respaldo decidido de nuestra economía, o de lo contrario seríamos el país más mal educado del mundo. Obviamente, no debe ser esto una decisión al calor de una contienda electoral, sino un consenso con las más importantes universidades públicas, como las que tenemos, que deben trabajar de la mano con el sector privado, de lo contrario continuaríamos sometidos a esta pesadilla letal.

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