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HISTÓRICO
Una voz universal que se expresa en las artes plásticas
  • Una voz universal que se expresa en las artes plásticas
POR LILLIANA VÉLEZ DE RESTREPO | Publicado

L a emoción lo embarga. Nunca en su vida, a pesar de todos los honores que ha recibido a lo largo de sus 65 años de vida artística, el maestro Fernando Botero había sentido una emoción tan grande como la que ha vivido en el último mes, cuando ha sido objeto de los más grandes homenajes con ocasión de sus 80 años de vida, que cumple el próximo 19 de abril.

Está feliz con las demostraciones de afecto, admiración y agradecimiento. "Cuando salgo con Sophia a Rionegro, la gente viene a saludarme, a abrazarme, a darme las gracias, cuando soy yo el que no tengo palabras por tanto cariño que me expresan", dice en forma emotiva. Y como buen antioqueño agradecido que es, retribuyó a sus paisanos con una nueva donación: 27 óleos y 33 dibujos que conforman la serie Viacrucis: la pasión de Cristo , que le dio al Museo de Antioquia.

Un regalo que convirtió al Museo en la institución con mayor número de obras del artista y, por ende, a Medellín, su ciudad natal, en capital artística.

El suyo es un amor entrañable por su ciudad y estas tierras de grandes montañas, de flores y casas de colores, donde transcurrieron su niñez y parte de su juventud, y que le marcarían para siempre. "Uno tiene que hacer lo que uno conoce. En el fondo es colombiano lo que yo pinto. Una realidad que estamos viendo en los pueblos de Antioquia", señala, y que, a su vez, refleja la realidad latinoamericana.

Precisa, entonces, que su pintura es "básicamente forma y color, como en el Quattrocento italiano", en la que lo que más le ha interesado "es el color local de las cosas".

Habla de la pintura de Bellini, que era profesor de Tiziano, y de Giorgione: "Son pinturas coloristas, en donde las formas tienen un color y ese color es importante dentro de la concepción del cuadro. En este sentido, yo sigo esa tendencia, porque me siento colorista y siento, además, muchísimo el color".

Confiesa que cuando empieza un óleo, lo que primero soluciona es el asunto cromático. "Si yo logro solucionar la obra desde el punto de vista del color, aunque tendré más trabajo, siento que en el fondo el cuadro ya está resuelto".

Tierra pródiga
Aunque Colombia está presente a lo largo de casi todas sus piezas, el artista reconoce la importancia que ha tenido México en su vida profesional, donde ha expuesto en cinco oportunidades.

Desde antes de su primera visita al país centroamericano, en 1949, las pinturas de José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueirosy Diego Rivera , los grandes muralistas mexicanos, ya lo habían influenciado. "Cuando yo empecé a pintar, lo único que se veía en Medellín era la pintura de Orozco, Siqueiros y Rivera. Aquí nadie hablaba del Renacimiento ni del arte abstracto. Sigo pensando que el gran aporte de los artistas mexicanos fue que encontraron que la realidad latinoamericana era un tema digno de ser pintado".

Fue en el país azteca donde, siete años después, Fernando Botero ve germinar la semilla de su estilo. "En 1956, viviendo en México, realizó el boceto de una mandolina. Hizo el trazo externo y en el momento de hacer el hoyo central, en lugar de hacerlo grande lo hizo mucho más pequeño. Saltó ante sus ojos un poco la monumentalidad de la desproporción que se había quedado sobre el papel. Sintió que de alguna forma había descubierto algo que llevaba buscando hacía mucho tiempo. Al fin y al cabo, esos descubrimientos no se hacen por casualidad, es algo que se viene trabajando y de alguna manera se producen", explica Lina Botero, su hija.

También en México, en Zihuatanejo, población costera que visita cada año desde hace quince, encontró la inspiración para su serie Circo , integrada por 70 cuadros.

Y ha sido este país, donde residen dos de sus hijos, donde el mes pasado se inauguró la exposición Fernando Botero: celebración , la más grande retrospectiva de sus obras, que van desde 1949 hasta la fecha y en la que, gracias a la curaduría de su hija, el visitante puede conocer al Botero dibujante, pintor y escultor.

Este artista integral, para quien la mayor pasión es pintar, sigue dedicando ocho horas diarias a su trabajo y espera poder seguir haciéndolo por muchos años más.

Ahora, después de recobrar fuerzas en su finca en Rionegro, está listo para celebrar esta semana su cumpleaños en Bogotá, en compañía de toda su familia, y continuar con su apretada agenda de exposiciones en Pietrasanta, Bilbao, Moscú y Sao Paulo. La celebración continúa.

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