viernes
7 y 9
7 y 9
Un sentimiento de profundo dolor es la única sensación que se vive en la mañana de este martes en la Plaza de Bolívar de Bogotá.
El cortejo fúnebre, con los ataúdes en los que reposan los despojos mortales de los cuatro uniformados asesinados por las Farc en cautiverio, recorrió esta céntrica vía en un solemne homenaje póstumo a estos hombres, considerados héroes de la patria, que lo único que añoraban, tras permanecer más de 10 años alejados de sus familias, era volverlos a abrazar.
Una fila de honor formada por policías en traje de gala y por los familiares de los tres policías y el militar asesinados acompañó el ingreso a la Catedral Primada de los cuatro ataúdes cubiertos con la bandera nacional.
Se trata del coronel Edgar Yesid Duarte, el mayor Elkin Hernández Rivas, el intendente jefe de la Policía Álvaro Moreno, integrantes de la Policía; y el sargento del Ejército, José Libio Martínez.
Sin embargo, ese anhelo se vio frustrado por las balas del grupo guerrillero que el pasado sábado acabó sus vidas.
Este martes sus seres queridos los despiden en medio de un profundo dolor y también de la indignación nacional.
Las notas fúnebres interpretadas por el batallón de la Guardia Presidencial acompañaron el lento recorrido del cortejo.
Iglesia pide respeto por la vida
En la Catedral Primada se realizó una ceremonia religiosa para rendir un último tributo a los uniformados.
Durante la homilía del obispo de Engativá Héctor Gutiérrez Pabón reclamó a la guerrilla la puesta en libertad de los once militares y policías aun secuestrados. "Devuélvanlos sanos, que sanos se los llevaron", pidió Gutiérrez Pabón, quien invitó a los rebeldes a que se desmovilicen.
Antes de la ceremonia fue leído un mensaje del arzobispo de Bogotá, primado de Colombia y presidente de la Conferencia Episcopal, Rubén Salazar Gómez, quien lamentó y condenó la muerte de los tres policías y el militar.
En su mensaje Salarzar se dolió de "la violencia fratricida", pidió respeto por la vida y llamó a no perder la esperanza en un futuro mejor.
Al final de la ceremonia religiosa, la banda musical del Batallón Guardia Presidencial rindió honores a los asesinados en el atrio del templo.
Los ataúdes fueron de nuevo llevados a un centro de la Policía en el occidente de Bogotá tras la ceremonia y donde continuará la velación de los cuatro uniformados.
Tres de ellos serán sepultados en la capital del país este miércoles, mientras el sargento Martínez será trasladado al municipio de Ospina, en el departamento de Nariño, su pueblo natal.