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Sin autorización de la Junta Directiva a la que pertenecía, Álvaro Vásquez Osorio compró, para él, acciones de Fogansa, a través de una firma de papel llamada Smart Web, la misma que ganó cerca de 600 millones de pesos, al venderlas luego por un mayor precio al ganadero Jorge Luis Ochoa Vásquez.
Álvaro Isaza Upegui, el amigable componedor que ayudó a resolver el conflicto que generó la irregular operación, considera que aún falta un paso ético y legal: que Smart Web devuelva la utilidad que obtuvo y que él califica como un enriquecimiento sin causa.
¿Por qué?
Para entender la historia conviene recordar que en noviembre de 2008 siete inversionistas le compraron a la Fundación Berta Arias de Botero (Fundarias) 5.999 millones de pesos en acciones de Fogansa S.A., a razón de 1.614,88 pesos por título.
Dos de los compradores, Smart Web y David Esteban Giraldo Parra, no fueron registrados debidamente en el libro de accionistas y las 1,5 millones de acciones que habían adquirido y pagado a Fundarias terminaron en manos del empresario Jorge Luis Ochoa Vásquez, quien a través de ganado canceló cada papel a 2.000 pesos.
Además de la adulteración de los libros de accionistas, la operación realizada con el ganadero tuvo otros vicios. Uno, que a comienzos de diciembre de 2008 la acción de Fogansa fue inscrita en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) y era allí en donde debían hacerse los negocios. Smart Web, que en la amigable composición aparece como vendedora de las 1,5 millones de acciones a Ochoa Vásquez, cerró el trato el 29 de diciembre de 2008, por fuera de la BVC.
Esa violación a las normas del mercado público de valores se encubrió con otra falta: el registro de la venta se hizo con fecha 28 de noviembre de 2008, o sea un mes antes, en una maniobra que reconoce haber realizado el anterior gerente de Fogansa, Mauricio Henríquez Mesa. Adicionalmente, tanto Smart Web como Ochoa Vásquez le faltaron a la verdad a la Superintendencia Financiera y al mercado público de valores, al declarar, en marzo de 2010, que pactaron 1.614 pesos por acción. Sin embargo, la realidad es que entre la compra a Fundarias (a 1.614,88 pesos por título) y su posterior venta a Jorge Luis Ochoa Vásquez (a 2.000 pesos), Smart Web se ganó cerca de 600 millones.
Los inconvenientes generados por esta transacción irregular llevaron a que Alonso Sanín, cabeza de Fundarias, llamara a Álvaro Isaza Upegui para que le ayudara a solucionar el conflicto. Su decisión, fechada 28 de octubre de 2010 y acogida por las partes, implicó la anulación de la inscripción de más de 1,5 millones de acciones ordinarias de Fogansa que estaban registradas a nombre de Jorge Luis Ochoa Vásquez, quien entregó el respectivo título. Ese paquete accionario se inscribió a nombre de Fundarias, la cual contrajo la obligación de pagarle al ganadero más de 3.096 millones de pesos.
Doctor Isaza: ¿quién llegó de Smart Web para esta amigable composición?
"Se firmaron los documentos para la amigable composición, pero no apareció el representante legal".
El conductor del IDEA, Hernando Fabio Patiño...
"Él no firmó en presencia mía el contrato. Y para firmar el acta apareció como apoderado especial Henry Madrid".
Álvaro Vásquez Osorio, gerente del IDEA y miembro de la Junta de Fogansa, apareció entonces?
"En la mesa nunca apareció el nombre de Álvaro Vásquez".
¿Por teléfono o personalmente él le reconoció que utilizó a Smart Web para comprar acciones?
"No tuve contacto ni directamente ni por teléfono con Álvaro Vásquez. Por la publicación de EL COLOMBIANO me enteré de dos cosas: que él tenía interés en Smart Web y que el representante legal era un conductor del IDEA".
¿Eso no altera la amigable composición?
"No, porque el problema era la omisión de un registro que hacía aparecer que Fundarias le había vendido a Jorge Luis Ochoa. Ahí hubo un problema grave para Henríquez, porque inscribió sin carta de cesión directa, lo cual es una adulteración de los libros de accionistas".
¿Henry Madrid le dijo a usted que él representaba al doctor Vásquez?
"No, él presentó un poder, que actuaba en representación de Terminales y Conectores, antes Smart Web".
Usted es experto en temas societarios. ¿Vásquez podía comprar acciones de Fogansa, para él, a través de Smart Web, siendo además gerente General del IDEA y miembro de la Junta de Fogansa?
"Los miembros de Juntas Directivas tienen unas limitaciones. Primero, porque poseen una información privilegiada y, segundo, porque no pueden especular con las acciones. Lo que aquí pasó es que siendo Álvaro Vásquez, como lo dice el informe de EL COLOMBIANO, el comprador, él actuó por interpuesta persona, y no hubo autorización de la Junta. Eso hace que la negociación tenga otro vicio, porque es motivo de especulación, al haber comprado a 1.614,88 pesos y vender a 2.000 pesos".
¿Qué tan grave es la falta?
"Eso es competencia de la Superintendencia de Sociedades. Es una falta ética, primero que todo; una falta legal, porque la norma es imperativa. Si antes se hubiera demostrado que Smart Web era una sociedad de Álvaro Vásquez, yo hubiera decretado la nulidad del traspaso de acciones a esa sociedad".
El negocio se hizo en diciembre de 2008. ¿Ya expiró la facultad de la Supersociedades para sancionar a Vásquez?
"No, no ha caducado, pues hay un plazo de cinco años. Pero hay que saber interpretar bien las normas del Código de Comercio, en donde están contempladas las sanciones, así como la Ley 222 de 1995".
¿La Junta de Fogansa está obligada a reportarle esta falta a la Supersociedades?
"Yo creo que lo debe hacer. La Supersociedades, respetando el debido proceso, debe dar traslado primero a los que están involucrados y, si a su leal saber y entender, ve que hay cuestiones que debe oficiar a otras entidades, como la Procuraduría y la Fiscalía, lo debe hacer".
¿Y hay bases para ello?
"Se debe hacer una investigación por lo siguiente: el doctor Alvaro Vásquez era funcionario público, gerente del IDEA, ente del Departamento; pertenecía a la Junta de Fogansa, en representación del IDEA; conoció de la venta de acciones; se hizo un ofrecimiento de las acciones al IDEA, la cual el Instituto no aceptó; y él, por interpuesta persona, las adquirió. Es muy difícil decirlo, pero él obtiene un beneficio privado, valiéndose de una posición pública. Al usar a Smart Web actuó por interpuesta persona y al no decirlo entró en un tema delicado, pues incurrió en una simulación".
¿Quienes ganaron y perdieron?
"Perdió la Fundación Berta Arias, pero ella quería que su nombre quedara en limpio y facilitó esto al comprar por el valor en bolsa. Ganaron Smart Web, o sea Álvaro Vásquez, pero no sé si después le devolvieron la plata a Fundarias".
¿Qué plata?
"La utilidad. Smart Web compró a 1.614,88 y vendió a 2.000. Ahí hay un enriquecimiento sin justa causa. Al anular el título y volver al normal, en la mitad quien se quedó con ese rendimiento tuvo un enriquecimiento sin causa".
¿Y fruto de la amigable composición lo ético es devolver ese dinero?
"Yo sí creo. Si yo estuviera metido en la mitad, lo devolvía. Hubo una adulteración de los libros, yo especulé, me quedé con la plata, que al final otro la tuvo que pagar. Hubo un enriquecimiento sin causa, de Smart Web, y un empobrecimiento, de Fundarias".
¿Eso no lo incluyó la amigable composición?
"No, porque no tenía ese alcance".
¿Y cómo dárselo?
"A través de la buena voluntad. Que Fundarias le reclame a Smart Web, léase Álvaro Vásquez, los cerca de 600 millones. Podría haber una acción más compleja: usted se enriqueció sin justa causa yo me empobrecí. Pero eso toca con el tema ético".