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HISTÓRICO
VOTACIÓN PARA TOMAR NOTA
  • VOTACIÓN PARA TOMAR NOTA |
    VOTACIÓN PARA TOMAR NOTA |
Por DAVID E. SANTOS GÓMEZ | Publicado

El chaparrón de la independencia de Escocia pasó, dejando la unidad de los británicos intacta, pero con un miedo político que modificará la relación de Londres con Edimburgo. Puede que la intención secesionista haya fracasado, sin embargo, el trato despectivo del poder central tiene que dar paso a una verdadera equidad entre los miembros de la unión.

Lo que vio Europa el pasado jueves en la noche, comiéndose las uñas, fue un campanazo de alerta sobre las condiciones de las grandes potencias. España, Francia, e incluso Italia, tienen rebeldías separatistas dormidas que empiezan a verse reflejadas en la actitud escocesa. Sienten que aportan a un Estado que los menosprecia.

Cataluña es quizá la que más preocupa, pues ya adelanta el proceso para su propia consulta que la separe definitivamente de España. La votación se definió para el 9 de noviembre y, aunque el gobierno de Mariano Rajoy la etiquetó de ilegal, la tensión entre la capital y la región aumenta. Hay negociaciones entre las partes para cortarle el camino al fraccionamiento de España.

Comparar a Escocia con Cataluña acarrea dificultades. Aunque sus relaciones con el centro del poder son diferentes, por sus autonomías, sus procesos políticos e incluso administrativos, tienen también grandes similitudes en el descontento con su gobierno nacional. Sentimiento que se consolidó tras la crisis económica europea del 2010.

La inconformidad aumenta en las zonas rurales y entre los habitantes más pobres que aportan productos primarios y trabajo consistente mes tras mes sin recibir a cambio lo suficiente. Cataluña representa cerca del 16 por ciento del PIB de España y pensar siquiera en una independencia sería fatal, no solo para el país sino para la Unión Europea.

Es por este tipo de asuntos nacionales pendientes que el respiro de alivio tras la votación escocesa se sintió en todo el Viejo Continente y, particularmente, en España.

En el Reino Unido el primer ministro David Cameron reconoció que no se le pueden dar más largas al otorgamiento de mayores autonomías a sus territorios para evitar que un referendo vuelva a suceder. Quizá España, con crecientes problemas económicos y sociales, deba tomar nota del comportamiento de sus vecinos antes de que sea demasiado tarde y un referendo, motivado por las emociones y una crisis puntual, termine por fracturar el país.

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