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A la 1:45 de la tarde del 30 de septiembre de 2016, en el coliseo del colegio San Pedro Claver de Apartadó, cerca de un centenar de personas, todas víctimas de la masacre conocida como La Chinita, escucharon una frase que llevaban esperando por poco más de 22 años.
“Pedimos perdón con humildad y por todo el dolor que hayamos podido ocasionar; jamás debió ocurrir lo sucedido esa noche de alegría y de verbena popular”, dijo “Iván Márquez”, segundo al mando de las Farc, quien se disculpó por los hechos ocurridos el 24 enero de 1994, cuando un comando armado del quinto frente de ese grupo guerrillero asesinó a 35 personas y dejó heridas a otras 17, mientras disfrutaban de una fiesta en el sector conocido como “La Chinita”. “Nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad”, recalcó el líder subversivo.
“Llevábamos esperando esto 22 años. Pero aún no tenemos una tranquilidad completa, ellos no nos dicen toda la verdad, no tuvieron tiempo para respondernos tantas preguntas que tenemos, quedamos en hacer otra reunión para resolver nuestras dudas”, aseguró Silvia Irene Berrocal García, quien en la masacre perdió a su hijo de 16 años y todavía dice no saber quiénes dispararon esa noche y quién ordenó el ataque. “Fueron las Farc, sí, pero yo no sé sobre el autor material y el intelectual”, afirmó a este diario.
En el acto de perdón, varias víctimas, aparte de exigir una reparación por la masacre, pidieron al Gobierno Nacional reconocer también su responsabilidad en los hechos. Algunas de ellas argumentaban que lo ocurrido se había advertido varios días antes y por esa razón aseguran que el Estado tiene que reconocer sus fallas por esta tragedia.
Sobre esto Sergio Jaramillo, alto comisionado para la paz, también presente en el evento, aseguró que “hay una responsabilidad del Estado, pero también de las Farc y tienen que reparar, así quedó acordado, ellos deben reparar materialmente a sus víctimas y eso lo vamos a exigir”.
Además, el funcionario recordó la propuesta del Gobierno para que este acto de perdón sea el primero de muchos de las Farc en la región de Urabá donde, según él, “debe existir un laboratorio de paz, porque seguramente no existe otra región del país donde se ha sufrido tantas formas de violencia por diferentes grupos armados, incluyendo agentes del Estado”.
En Apartadó, la mayoría de los habitantes reconocen una calle que popularmente fue denominada “la Masacre”, donde precisamente ocurrió el múltiple homicidio perpetrado por las Farc. Previendo el acto de perdón, y con la ayuda de la iglesia católica, las víctimas decidieron realizar un evento en el que esa vía fue rebautizada con el nombre calle “la Esperanza”.
“Llego la esperanza para ese sector, donde todas estas víctimas tuvieron sus momentos de dolor y de tristeza, ahora con el cambio de nombre de esta calle, van a tener más fuerzas y energía para seguir luchando y anhelando la paz”, dijo el padre Francisco Blanco, de la parroquia San Fernando Rey.
“Gracias a Dios llegó este día, han sido 22 años de sufrimiento por la pérdida de mi hermanito y la de mis padres, quienes tras su muerte, no soportaron la pena”, dijo Francisca Rodríguez Ramos, quien junto a sus cuatro hermanas, recordó al menor de la familia, Jaime Rodríguez Ramos, de 16 años. “Yo vi caer a mi hermanito, las balas que me rozaron la cabeza, lo impactaron a el, fue terrible, pero es hora de renacer y darle una segunda oportunidad a La Chinita”, agregó otra de las hermanas Rodríguez Ramos.