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A horas de decirle adiós a un mal vecino

Residentes en Santa María de Los Ángeles soportaron, por años, los riesgos de vivir junto al capo Escobar.

  • El lugar que ocupa hoy el Mónaco será el sitio del parque Inflexión, un nuevo espacio verde que tendrá un memorial para recordar las víctimas del narcotráfico en Medellín. Los vecinos esperan que esté listo en noviembre. FOTO Carlos Alberto Velásquez
    El lugar que ocupa hoy el Mónaco será el sitio del parque Inflexión, un nuevo espacio verde que tendrá un memorial para recordar las víctimas del narcotráfico en Medellín. Los vecinos esperan que esté listo en noviembre. FOTO Carlos Alberto Velásquez
20 de febrero de 2019
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¡Un terremoto! Eso fue lo primero que pensó Martha Elena Congote de Vélez cuando el 13 de enero de 1988, a las 5:15 de la mañana, un cimbronazo estremeció los cimientos de su casa, destruyó el techo, las ventanas, los muebles y algunos de los muros. Lo primero que hizo fue correr hacia su hijo de apenas tres años, que no paraba de llorar y gritar. “Yo no sé cómo bajamos las escaleras del edificio porque estaban totalmente destruidas, había vidrios clavados a las paredes. Rápidamente nos reunimos los vecinos y nos dimos cuenta que era una bomba, eso fue horrible. Todos quedamos destruidos moralmente”, relató.

Esa tragedia, atribuida en primera instancia a un fenómeno natural, era algo nuevo para la ciudad. Fue el primer carro bomba que presenció Medellín. 80 kilos de explosivos, puestos allí por el Cartel de Cali, con el fin de acabar con el lugar donde vivía Pablo Escobar y su familia: el edificio Mónaco.

Martha Elena es vecina del sitio desde 1985. Reside en la construcción más cercana a la que fue la casa del narcotraficante. Después de que la bomba levantó su techo y volvió a caer dañando los cimientos, tuvo que desalojar su hogar, con su esposo y su hijo, por seis meses, pero nunca quiso marcharse de allí. “Siempre he querido mucho mi apartamento, mi lugar, mi punto. Lo arreglamos con cariño, con mucho amor y volvimos con todas las ganas de salir adelante a pesar de todo”, manifestó.

A lo largo de los años, y luego de que la familia de Escobar salió de la casa, en el barrio Santa María de Los Ángeles, los vecinos han vivido seis atentados con artefactos explosivos contra la estructura del Mónaco y sus diferentes ocupantes, entre ellos el CTI y la Policía. Además, en los últimos años son más constantes las visitas de turistas nacionales y extranjeros, “que vienen a hacer el tour del narco, la apología constante al delito. Es indignante ver cómo llegan a tomarse fotos y a escuchar cosas que ni son verdad, muchas veces están como honrando la memoria de Pablo Escobar”, afirmó María Marleny López, otra vecina del sector.

La demolición

La decisión de ponerle punto final a la existencia del Mónaco responde, en parte, a las peticiones de los vecinos que esperan que la historia se cuente de otra manera. “A nadie le gusta ver que hagan apología de un símbolo de la peor época que tuvo Medellín. Con la implosión, el objetivo que ha buscado la Alcaldía es acabar eso y poner el parque en homenaje a las víctimas. Los vecinos estamos totalmente de acuerdo”, comentó Alberto Lopera, otro de los residentes de la zona.

Sin embargo, no todos están de acuerdo con la demolición. “Es un gasto pendejo, con esos tres mil millones pudieron haber arreglado el edificio para que quedara más presentable y esa plata la libran en un mes porque son muchos los turistas que vienen ahí”, expresó Alfonso Giraldo, vecino.

“El Mónaco fue un desastre para la ciudad y ahora será armonía, tranquilidad y paz para Medellín”, debatió Marleny, quien está contando los minutos para ver caer el edificio que según ella los intranquilizó durante años.

Para Martha Elena, los recuerdos permanecerán intactos como aquel 17 de diciembre de 1986 cuando estaba reunida con su familia celebrando su cumpleaños y al frente, en el Mónaco, estaban haciendo la novena. “Empezamos a ver la gente agolpada en los ascensores, bajando, saliendo de la casa. Una cosa rarísima, al momento supimos la noticia: el asesinato de Guillermo Cano”, narró. Pero ahora ella y su familia avizoran un nuevo aire en el barrio: “Ya estoy lista para decirle adiós al Mónaco y feliz de que esto termine”, dijo muy convencida .

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